Mientras lee estas líneas, una persona como usted o como yo acaba de descubrir que le cuesta más de lo normal escribir, o se sorprende de pronto ante cierta torpeza al realizar tareas cotidianas como batir un huevo o usar el ratón del ordenador, o siente dificultad al caminar por algún tirón muscular… Nada concreto ni en apariencia grave.
Esa persona aún no lo sabe (tardará entre uno y cinco años en obtener el diagnóstico, si no más), pero detrás de esos síntomas tan imprecisos está empezando a dar la cara la enfermedad de Parkinson. Cada año se detectan en España 10.000 nuevos casos, que se suman a los 300.000 que se estima que hay en nuestro país, y que se ha convertido en la segunda enfermedad neurodegenerativa más extendida del mundo, tras la enfermedad de Alzheimer. Y va en aumento.
Hoy 11 de abril se conmemora el Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson. Se ha elegido esta fecha porque tal día como hoy nacía en Londres en 1755 un bebé al que llamaron James, cuyo apellido terminó bautizando la enfermedad: James Parkinson.
En honor a este médico británico de apasionante vida, y también al de los miles de pacientes que sufren esta enfermedad, me gustaría recuperar un texto que escribí haces unos meses y que creo que vale la pena volver a leer. Pero antes quiero darle una información sobre el párkinson que me parece realmente interesante, puesto que tiene que ver con esos primeros síntomas de los que le hablaba y con la prevención.
El gran desafío de la enfermedad de párkinson –aún sin cura- es lo mucho que tarda en diagnosticarse correctamente. Los inespecífico de sus síntomas, el que éstos sean leves y comunes a los de otras dolencias, el que los pacientes tarden en acudir al médico y el que no existan marcadores biológicos que confirmen la sospecha clínica, hace que cuando por fin se pone nombre a la enfermedad (normalmente cuando ya están presentes los síntomas motores típicos) el cerebro de quien la sufre ya está muy deteriorado.
Así que con este panorama, puede imaginarse lo importante que sería poder identificar “pistas” de la enfermedad, que permitieran saber años antes de que ésta diera la cara que alguien va a padecerla, de forma que se pudiera actuar antes de que los daños fueran irreversibles.
Y eso es precisamente lo que ha pretendido un estudio que han llevado a cabo neurólogos de la University College London sobre más de 54.000 hombres y mujeres.
Los investigadores analizaron a fondo y de forma retrospectiva los historiales clínicos de atención primaria de 8.166 personas con párkinson y de 46.755 sin él, con el objetivo de estudiar si, años antes, hubo síntomas comunes en el grupo de los que finalmente tuvieron la enfermedad que pudieran servir en el futuro para alertar en fases muy tempranas del riesgo de sufrirla.
Y la sorpresa llegó al identificarse una serie de posibles síntomas que se presentaron en las personas a las que años más tarde les fue diagnosticado párkinson. (1)
Éstas son, entre otras, algunas de las “pistas” comunes que pueden alertar varios años antes de que llegue el diagnóstico oficial, y que actuarían como síntomas predictivos que permiten sospechar que quien los sufre puede encontrarse en una fase muy temprana de la enfermedad:
Así, estos síntomas funcionarían como una alerta que permitiría pensar que quien los sufre tiene más probabilidades de que años después vaya a tener la enfermedad; mucho antes de que hayan aparecido los síntomas motores más evidentes: temblores, rigidez, inmovilidad total que aparece de improviso, inexpresividad facial, problemas de habla… que son los clásicos con los que los médicos diagnostican oficialmente la enfermedad, cuando ya se han perdido al menos el 50% de las neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra del cerebro.
Por supuesto, aún quedan muchos más estudios antes de que sea posible prediagnosticar el párkinson en una fase tan temprana, pero este estudio, exhaustivo y realizado sobre una muestra suficientemente amplia, supone un paso adelante ciertamente prometedor.
Y aunque con todas las cautelas (están en fase de pruebas y tienen un carácter aún experimental), dado que hoy es un día dedicado al párkinson y estamos hablando de la importancia de avanzar en el diagnóstico temprano, no puedo dejar de mencionar también los trabajos de dos equipos de investigadores.
El primero de ellos lo han llevado a cabo conjuntamente investigadores de la universidad de Cambridge, en Reino Unido, y el Instituto de Tecnología de Israel, que han desarrollado un test para detectar precozmente el párkinson a través del aliento. El trabajo, recién presentado, se centra en la huella química que deja en el organismo la pérdida progresiva de células nerviosas del cerebro. Para ello han analizado biomarcadores en sangre, líquido encefalorraquídeo y aliento exhalado, y han encontrado algunos compuestos orgánicos volátiles (COV) que podrían alertar del deterioro cerebral que se está produciendo. El estudio, muy prometedor, acaba de entrar en su siguiente fase, con la que confirmar y avanzar en los resultados. (2)
El segundo estudio del que quiero hablarle ni siquiera ha sido aún presentado, sino que lo será en la próxima reunión anual de la American Academy of Neurology (AAN), la sociedad profesional que representa a más de 21.000 profesionales, que se celebrará en Washington entre el 18 y el 25 de este mes de abril. Lo harán investigadores del Hospital Central de San Luis Potosí, en México, y podría revolucionar el diagnóstico del párkinson, pero también del alzhéimer y de otras enfermedades neurodegenerativas.
El estudio sugiere que a través de una biopsia de la piel se pueden detectar niveles anormalmente elevados de proteínas que son característicos de estas patologías. Y es que las enfermedades neurodegenerativas se caracterizan por presentar alteraciones en la estructura y la función de varias proteínas y, como tanto las células de la piel como las neuronas tienen un origen común, los depósitos anormales de la proteína tau en las neuronas que se producen con el párkinson parece que están presentes también en la piel.
Los resultados del estudio han puesto de manifiesto que tanto los pacientes diagnosticados con alzhéimer como los de párkinson tienen niveles siete veces más elevados de la proteína tau que quienes no las sufren, y además, las personas con párkinson también tienen ocho veces más altos los niveles de la proteína alfa sinucleína.
¿Aún lleva una vida totalmente sedentaria? Si necesita una razón más (¿de verdad la necesita?) para llevar a cabo una actividad física de forma regular, hoy le traigo una más, en este caso relacionada con el párkinson.
Y es que investigadores del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) han analizado información completa y exhaustiva sobre 43.000 hombres y mujeres a lo largo de más de 12 años. Ninguno de los participantes tenía párkinson en el inicio del estudio (octubre de 1997) y al final de éste (13 años más tarde) a 286 participantes les había sido diagnosticado.
¿Sabe lo que descubrieron los investigadores en su análisis estadístico? Que los participantes que pasaron más de 6 horas al día realizando actividad física simplemente relacionada con las tareas del hogar y los desplazamientos tuvieron un 43% menos de riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson. Y, en los hombres, un nivel medio de actividad física total les proporcionaba un 45% menos de riesgo de desarrollar párkinson. (3)
Unos resultados que nos deberían hacer pensar a todos sobre la importancia del ejercicio físico como parte de un plan de vida saludable.
Como ve, la medicina dedica importantes esfuerzos a la investigación del párkinson, pero en el punto en el que aún estamos, ante tantas incógnitas (es una enfermedad de la que aún no se conoce la causa, sin tratamiento más que para los síntomas y sin pruebas diagnósticas claras, aunque como ha visto en el horizonte hay interesantes avances), vale la pena profundizar en otros enfoques. Porque los hay.
Y es a lo que hemos dedicado un Informe Especial en Los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar. Porque puede tener la seguridad de que lo que comemos, o lo que dejamos de comer, tiene una importancia decisiva en los procesos fisiológicos y, a la larga, en las enfermedades. El párkinson es un caso claro.
Por eso, en el Informe Especial de Los Dossiers sobre el párkinson la alimentación tiene un gran protagonismo. En él encontrará:
Ojalá pudiera decirle que existe la cura para el párkinson, pero no es cierto. Lo que sí puedo asegurarle es que este Informe Especial de Los Dossiers de Salud, Nutrición y Bienestar es una lectura imprescindible para todos aquellos que sufren la enfermedad, incluso desde su fase más inicial, pues en él están las claves de las últimas investigaciones científicas más esperanzadoras.
Si usted o alguien de su entorno sufre párkinson o quiere conocer las pautas para prevenirlo, puede conseguir completamente gratis en este enlace este Informe Especial de regalo con su suscripción a Los Dossiers. Consígalo ahora en este enlace.
Ya me despido aquí por hoy. Como le anuncié al inicio de estas líneas, y para proporcionarle una información completa en el Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson, vuelvo a ofrecerle el texto que escribí hace unos meses sobre su “descubridor”, el Dr. James Parkinson, como homenaje al hombre que hace 200 años identificó por primera vez la enfermedad: Mr Parkinson.
¿Sufre o conoce a alguien que sufra la enfermedad de Parkinson? ¿Qué le parecen los avances científicos que se están haciendo para la detección precoz de esta enfermedad? En este Día Mundial de la Enfermedad de Parkinson le invito a dejar un mensaje de apoyo a todos aquellos que paceden esta enfermedad degenerativa haciendo un comentario un poco más abajo.
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Son exactamente los mismos síntomas de los afectados por las ondas electromagnéticas. El Sr. Olle Johansson, titular de la Unidad de Dermatología Experimental en el departamento de Neurociencias del Instituto Karolinska de Estocolmo, lleva investigando el tema del electromagnetismo más de 30 años.
Es tanta la presión económica en contra, que sus estudios tratan de ser ignorados. La misma situación que con el tabaco. Tienen que morir millones de personas antes que la OMS diga algo.
Justo hoy me llega este correo cuando estoy bastante asustada pensando que puedo padecer esta enfermedad… he disminuido el Citalopram para dejarlo de una buena vez y empiezo a tener toda suerte de calambres y otros síntomas…. premisa, sufro de artrosis primaria y en esta época del año tengo muchos dolores. También estos habían disminuido mucho con el Citalopram. Tomo 8 gotas y el máximo que he tomado han sido 10.
Este artículo me parece muy interesante pero prefiero no saber si voy a tener párkinson con 10 años de antelación.me sentiría muy mal pensando en eso.
Ojalá se pueda curar y sobre todo prevenir.
Soy una persona de 66 años con Parkinson desde los 52 años y operado hace 2 años en Salamanca con la consiguiente mejora de calidad de vida, yo animaría a los pacientes de Parkinson se operasen si su médico se lo propone, según me dijeron a mi es una operación dura y yo después de haber pasado por dicha operación digo que es durísima pero ha merecido la pena, mucho animo a todos los enfermos.
Este es un excelente artículo explicando lo terrible de esta enfermedad, Gracias Uds. siempre lo explican tan fácil para entender de antemano los síntomas. Por favor puede escribir acerca de los calambres nocturnos que los padezco muchas veces al estar acostada y muy a menudo.
Gracias
Tengo una amiga que sufre Parkinson. Lo descubrió porque, según ella, se quedaba embobada. Tuvo un diagnostico rápido gracias a un catedrático emérito de Farmacología. Hoy día lo lleva adelante asistiendo a un centro de día.