El sueño es una de las funciones vitales del organismo, como lo son la respiración y la digestión. Tan cierto como que necesitamos el aire o el alimento para vivir lo es también que debemos dormir adecuadamente.

Descansar es esencial para llevar a cabo las funciones de aprendizaje y memorización, ya que es lo que permite mantener las conexiones entre las neuronas (sinapsis), que consolidan la memoria. El sueño también permite el reposo del organismo, así como la reconstitución de las reservas de energía metabólica (el glucógeno que se almacena en el hígado).

Por eso dormir está directamente relacionado con la buena salud, pues repercute en la estimulación hormonal, la reconstrucción celular, el buen humor, la maduración cerebral, la salud del sistema cardiovascular, la recuperación física y psíquica…

Si usted tiene problemas de sueño, desde luego no es el único. Le ocurre al 30% de la población. Sin embargo, no todo el mundo que duerme mal lo hace siguiendo el mismo patrón. Los problemas de sueño pueden ser de tres tipos:

•  Dificultades para dormir. A la persona le cuesta relajarse, ya que surgen muchos pensamientos y preocupaciones precisamente en el momento de meterse en la cama. E incluso cuando ya ha conseguido coger el sueño se desvela varias veces durante la noche.
•  Dificultades durante la segunda mitad de la noche, con la impresión de dormir a intervalos a partir de las cuatro o las cinco de la madrugada. En caso de estrés, los trastornos del sueño se manifiestan sobre todo en desvelos prematuros en plena noche y al amanecer.
•  Despertar demasiado pronto por la mañana. En estos casos, a veces el insomnio es el primer indicio de enfermedades mentales o depresión

¿Se reconoce?

Pues actúe de inmediato. Los trastornos del sueño pueden volverse crónicos y persistir durante meses, años incluso. Además, dormir mal tiene consecuencias directas en la calidad de vida, y en poco tiempo también sobre la salud.

Nadie puede permitirse no dormir… pero dejar el descanso en manos de los fármacos es una pésima idea, que ha llevado a que los hipnosedantes (somníferos y tranquilizantes) se hayan convertido en la droga más consumida junto al tabaco y al alcohol. (1)

Y sus efectos sobre la salud son nefastos. Así, las pastillas para dormir estarían relacionadas con un riesgo de muerte 4,6 veces mayor y un 35% más de probabilidades de desarrollar un cáncer. (2)

Si usted tiene problemas de sueño, debe actuar cuanto antes para solucionarlos.

Qué hacer para dormir bien de forma natural

Como siempre, lo mejor es potenciar los mecanismos naturales de nuestro organismo. En el caso del sueño, esta importante función depende en gran medida de los ritmos circadianos impuestos por la naturaleza.

Nuestro organismo es muy sensible a la luz y a la oscuridad, es decir, al día y a la noche. Cuando el sol se pone y comienza a oscurecer, nuestro cerebro segrega una hormona llamada melatonina, que favorece el sueño y hace que caigamos dormidos.

Luego, cuando amanece y llega la luz, la secreción de melatonina disminuye y provoca que nos despertemos. Así, hasta que comienza a atardecer y de nuevo el organismo vuelve a aumentar la producción de melatonina.

Sin embargo, con el paso de los años la producción de melatonina va disminuyendo, y a esta circunstancia hay que sumarle otros factores como el estrés, los malos hábitos de sueño y las preocupaciones, todos los cuales hacen que surjan problemas de insomnio.

Afortunadamente, podemos recuperar nuestro ritmo circadiano con la ayuda de un complemento nutricional de melatonina.

Existen muchos en el mercado, pero el que quiero recomendarle posee una característica que mejora considerablemente su capacidad para facilitar el sueño.

Se trata de Lipolife Liposomal Melatonina de los laboratorios Equisalud. Se presenta en espray y basta una pulverización 20 minutos antes de acostarse para inducir un sueño tranquilo y sin sobresaltos. También se puede tomar con agua o con zumo.

Su biodisponibilidad es muy superior a la que presentan otras vías de administración, ya que está liposomada. Al viajar en unas microscópicas esferas huecas de lípidos (esto es lo que significa “liposomada”) es absorbida directamente por el torrente sanguíneo, sin pasar antes por el hígado.

En concreto, su absorción es 1,8 veces mayor que si se toma en forma de cápsulas o tabletas orales.

Melatonina, algo más que la hormona del sueño

Pero la melatonina no se limita a inducir al sueño cuando llega la oscuridad.

Otra de sus importantes funciones es activar las células T helper, que regulan la respuesta de otras células inmunitarias. Esto significa que estas células ayudan a otras células a responder a las invasiones de moléculas extrañas.

Así pues, al activar las células T helper, la melatonina contribuye a reforzar el sistema inmunitario y a protegernos de posibles infecciones.

Por otra parte, las investigaciones demuestran que la melatonina posee fuertes propiedades antioxidantes, ya que ayuda a neutralizar algunos de los radicales libres más comunes, como son el hidroxilo y peróxido. Además, al ser compatible con otros antioxidantes contribuye a fortalecer la lucha contra el envejecimiento y el deterioro del cuerpo.

La melatonina también juega un papel determinante en la conservación del ADN celular. Esto se debe a que ayuda a inhibir los peroxinitritos, un tipo de radicales libres que atacan las cadenas de ADN de las células.

Se ha relacionado la disminución de la producción de melatonina en los adultos con mayores complicaciones en caso de infecciones. La melatonina reduce la lesión oxidativa pulmonar y el reclutamiento de células inflamatorias durante las infecciones virales.

Disfrute del placer de un buen descanso

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