La apnea obstructiva es uno de los trastornos del sueño más frecuentes, así como uno de los menos diagnosticados. Ahora un grupo de investigadores(1) ha descubierto que este trastorno aumenta el riesgo de complicaciones postoperatorias entre las personas que han sido intervenidas quirúrgicamente por una afección cardiovascular.
Lo que ocurre es que, durante los episodios de apnea, cuando las vías respiratorias no funcionan adecuadamente, la concentración sanguínea de oxígeno puede disminuir, mientras que la de dióxido de carbono aumenta. Y como algunos fármacos que se administran durante la operación (medicamentos para reducir el dolor postoperatorio, sedantes y anestesia general, por ejemplo) pueden incrementar aún más ese nivel, el problema se intensifica.
Para confirmar esta relación se hizo un seguimiento a 1.218 pacientes con una media de 67 años que habían sido operados por un problema cardíaco. De este modo pudieron constatar que los que tenían apnea del sueño no diagnosticada sufrieron otros problemas cardíacos: lesión miocárdica, insuficiencia cardíaca congestiva, tromboembolia, fibrilación auricular o accidente cerebrovascular.
A la vista de estos resultados los investigadores señalan la necesidad de que la apnea sea reconocida como factor de riesgo en caso de operaciones quirúrgicas de importancia, como ya ocurre en la actualidad con otras comorbilidades como la diabetes.
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