Dormir poco afecta al proceso de formación de la memoria. Ya se sabía la importancia que tiene un descanso de calidad para prevenir el deterioro cognitivo, pero un nuevo estudio ha corroborado que los efectos de la falta de horas de sueño son más inmediatos de lo que podría pensarse(1).
Y es que es durante el sueño cuando se refuerza la memoria y se consolidan los recuerdos, especialmente los que forman parte de la denominada “memoria poco estable” o “débil”. Es decir, los pequeños detalles de sucesos concretos, los cuales suelen olvidarse con mayor facilidad.
Dormir al menos 7 horas mejora la adquisición de esos recuerdos, contribuyendo a que se prolonguen en el tiempo. Por el contrario, dormir menos hace que al día siguiente resulte más difícil adquirir nuevos recuerdos. Y lo peor es que acostumbrarse a dormir poco acaba derivando en una restricción crónica de sueño que vuelve mucho más vulnerable la memoria.
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