El abuso de las redes sociales y otras plataformas digitales, así como la sobreinformación, pueden conllevar serios problemas de ansiedad.
Por un lado provocan miedo a la desconexión, a estar “perdiéndose algo” si no se permanece conectado las 24 horas del día (aquí tiene más información sobre este fenómeno). Por otro lado, también nos afecta la infoxicación; es decir, la sobresaturación informativa que llega incluso a comprometer el discernimiento, impidiendo pensar con claridad (si quiere profundizar sobre ello, haga clic aquí). Y encima la maraña de comunicaciones digitales daña también las relaciones sociales e incluso cambia nuestra forma de actuar, lo que puede afectar notablemente a la salud mental.
La solución puede parecer sencilla: con apagar y desconectar nuestros dispositivos… ¡listo! Sin embargo, el mayor problema es que estas tecnologías son hasta tal punto adictivas que cada vez más expertos coinciden en apuntar que implican un auténtico “riesgo” para la Humanidad.
En concreto 17 especialistas de talla mundial han expresado estas preocupaciones en un documento publicado recientemente en la prestigiosa revista científica PNAS(1). En él afirman que, a efectos de salud pública, se debería considerar este “desastre” -que además se ha agravado a causa de la pandemia- como una “crisis” de envergadura similar a la climática, por lo que el problema requiere una respuesta interdisciplinar y urgente.
Nota de Salud en 1 Minuto: Si el tema le interesa, le recomendamos una lectura para seguir profundizando: “Enganchados al móvil: una reflexión que todos debemos hacer”.
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Desde que nos invade la tecnología vamos perdiendo sentimientos y cualidades de la personalidad que nos ayudaban en los malos momentos de la vida, como escuchar a los demás, desahogarnos contando nuestros problemas, asesorar al necesitado, dar un abrazo o un beso al amigo o familiar… Teniendo contacto físico que está desapareciendo; nos vemos en contadas ocasiones. Nos estamos acostumbrando a la vida rápida y a la respuesta inmediata a las necesidades, lo cual nos va estresando y, si se mantiene, se convierte en el paso previo de la ansiedad y luego la depresión. Si no se trata rápido conlleva a la soledad por falta de relación social, que es esencial en la vida para prevenir patologías.
La tecnología es bastante efectiva pero hay que intentar utilizarla sin que nos domine, porque lo que hoy aprendes rápidamente ya se hace de otra manera y la vida tan cómoda y fácil no creo que merezca la pena, ya que cada vez somos más pasivos y están aumentando las patologías por la luz azul del ordenador y la falta de actividad. Si algún día nos invaden los robots, ¿para qué querremos las manos y los pies pues no haremos casi nada y nos cansaremos ante el mínimo esfuerzo? Yo creo que deberíamos usar la tecnología en su justa medida.
Charo