Los peligros de las estatinas son bien conocidos pero van en aumento. Ahora las autoridades sanitarias advierten de nuevos daños musculares.
Las conocidas como estatinas son unos fármacos muy consumidos, pero que entrañan grandes peligros. Son medicamentos del grupo de los hipolipemiantes, es decir, que actúan disminuyendo el nivel de lípidos en su sangre.
Se usan para combatir el denominado colesterol “malo” (el que lleva a una acumulación de colesterol en las arterias y las obstruye, lo que puede provocar enfermedades del corazón, ataques cardíacos y derrames cerebrales).
Pero resulta que hace unos meses la Agencia Europea del Medicamento (EMA) pidió a los fabricantes de estos tratamientos que incluyeran en los prospectos nuevos efectos adversos: la miastenia gravis y la miastenia ocular.
Ambas miastenias son un tipo muy particular de debilidad muscular provocada por nuestro sistema inmune. Este ataca los receptores neuromusculares (las estructuras sensoriales que se encuentran en los músculos).
Y puede ser grave, de ahí su apelativo “gravis”.
La debilidad muscular generalizada que provoca el fármaco puede llegar a afectar a los músculos utilizados para respirar y eso conducir a la muerte.
La miastenia ocular, en cambio, a lo que afecta es a los músculos tanto de los párpados como del globo ocular. Esto puede causar la caída del párpado y visión doble. La mayoría de las personas con estos síntomas oculares suelen desarrollar debilidad en otras partes del cuerpo en un año o dos.
La autoridad sanitaria europea dice que los casos notificados son, por ahora, escasos y no se ha podido calcular cuál es la frecuencia de aparición de estos efectos secundarios. Así que estas noticias no son tranquilizadoras.
Los peligros que pueden provocar las estatinas, y en concreto los efectos sobre los músculos ya eran conocidos (lo descubierto ahora son otros daños musculares muy concretos, lo que abunda en este efecto secundario), luego llueve sobre mojado y por eso le cuento que el asunto no es como para que esté tranquilo.
Además, tomar estatinas puede hacer que las personas con debilidad o dolor muscular tengan el doble de probabilidades de desarrollar miositis inflamatoria (un grupo de trastornos inflamatorios musculares y autoinmunes) que las que no toman este medicamento.
A esta conclusión llegó un estudio realizado en Australia ¡en 2018! (1) Pero es que antes de ese año ya estaban documentados estos daños, lo que quiere decir que los problemas vienen de lejos.
Y habrá personas que piensen que, como ocurre con otras patologías, los efectos secundarios desaparecen en cuanto se suspende la terapia con estatinas. Pero esto no sucede en el caso de padecer la miositis inflamatoria.
Y las miastenias ahora reconocidas por la EMA ¿desaparecen o se mantienen las reacciones adversas si se suspende el tratamiento? De momento, lo que se sabe es que mejoran con el reposo, sí, pero empeoran con la actividad física. Son daños muy concretos y recientes que aún están por estudiar bien.
La posible afección muscular provocada por las estatinas puede llegar a ser extrema, con muerte celular y fallo renal agudo, lo que se conoce como rabdomiólisis. Este es un efecto adverso raro que puede afectar a entre un 0,01 y un 0,1% de los pacientes.
El problema es que quien consume estatinas podría estar tomando otros fármacos con los que las primeras interaccionan y ello aumenta la posibilidad de sufrir este grave efecto adverso.
Algunos de estos fármacos son: la ciclosporina, que es un inmunosupresor; ciertos antibióticos (eritromicina, claritromicina, ácido fusídico, etc.); antifúngicos de la familia de los azoles (ketoconazol, itraconazol, voriconazol, fluconazol, etc.); algunos antivirales para VIH y hepatitis C (ritonavir, lopinavir, etc.); ciertos medicamentos para el corazón (diltiazem, verapamilo, amiodarona); o la colchicina, para el tratamiento del ataque de gota agudo.
Incluso otros hipolipemiantes (la familia de los fibratos, el colestipol, la ezetimiba).
Aparte del daño muscular reseñado, los efectos adversos más frecuentes de las estatinas son muy amplios. Por ejemplo, aumenta el nivel de las enzimas hepáticas (las transaminasas) y alteraciones gastrointestinales como dolor abdominal, estreñimiento, náuseas, diarrea, etc.
Y hay otros más graves como hemorragia cerebral, diabetes, riesgo de ceguera, trastornos sexuales (sobre todo el riesgo de impotencia en los hombres), problemas renales…
Como puede comprobar son tratamientos realmente peligrosos. Y ¿qué remedios naturales tiene para controlar el colesterol y evitar así las estatinas? Le voy a destacar tres:
Está documentado que los fitoesteroles permiten disminuir de un 10 a un 15% la concentración de colesterol LDL, sin tener incidencia sobre los niveles de colesterol “bueno” (HDL).
Seguramente las estatinas sigan ofreciendo peligros en los próximos años pues, como ve, la aparición de nuevos daños no termina. Mejor no se la juegue con ellas pues hay alternativas naturales a las mismas. Consulte con su médico para dejar de tomarlas y comentar con él estas posibles alternativas.
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