Se han hallado nuevas pruebas que relacionan un mal estado de la microbiota intestinal con la artritis. Ya se habían asociado ciertas enfermedades reumatológicas con la composición de la microbiota, pero ahora un nuevo estudio aporta datos concretos que ayudarán a tratar esta dolencia a través de una regulación de la microbiota(1).
Para ello, los investigadores analizaron las muestras de heces de 221 personas diagnosticadas con patologías inflamatorias (artritis reumatoide, artritis psoriásica o espondilitis anquilosante),además de las de 219 personas sanas que sirvieron de control. De este modo descubrieron que los casos más graves se daban entre las personas cuya microbiota intestinal tenía una mayor presencia de tres bacterias: Ruminococcus gnavus; Escherichia coli y Streptococcus vestibularis. Este sería, por tanto, un trío de microorganismos proinflamatorios al que conviene vigilar.
Según los investigadores, lo que ocurre es que la inflamación que se produce en la microbiota intestinal (que puede deberse a un abuso de antibióticos o a una alimentación pobre en fibra), tiene una especie de “eco funcional” por el que también se desencadena en otras partes del cuerpo, como son las articulaciones.
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