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Oruga procesionaria: Mucho cuidado si pasea entre los pinos

¡Mucho cuidado si se encuentra con una oruga procesionaria! Además de causar problemas cutáneos, oculares o respiratorios, puede resultar mortal en el caso de los perros. Tome nota de estos consejos para evitar los riesgos, pero también para saber cómo actuar si ya se ha producido una «picadura».

En los últimos días se está viendo una anormal presencia de la conocida como “oruga procesionaria”. Toda una pesadilla para quienes pasean entre los pinos, sobre todo con mascotas.

oruga procesionaria Su nombre se debe a la peculiar manera en la que se traslada: formando hileras, prácticamente pegadas las unas a las otras, para así proteger su cabeza del ataque de los pájaros (sus principales depredadores).

Lo habitual es encontrarlas en verano, ya que su ciclo de vida está muy condicionado al clima. Es con el calor cuando bajan de sus nidos para enterrarse en el suelo y formar las crisálidas de las que luego saldrán en forma de mariposa.

Sin embargo, el aumento de las temperaturas puede adelantar su presencia. Y, con ello, también vuelven los riesgos asociados a este insecto lepidóptero que conviene tener muy presentes.

Los riesgos de la oruga procesionaria

La procesionaria no es la única oruga que habita en España, pero sí es la más peligrosa e incluso mortal de todas. Afortunadamente, es fácil de diferenciar de las otras especies (peludas, verdes…) por su particular forma de moverse y porque tienen un color menos brillante.

Lo primero que llama la atención de esta oruga son los filamentos que cubren todo su cuerpo. ¡Más de 500.000! Y es ahí precisamente donde está el riesgo, ya que esos pelos tan finos segregan una toxina urticante.

Ello hace que resulten irritantes al entrar en contacto con la piel, pudiendo causar dermatitis (con picor y enrojecimiento), eccemas o reacciones inflamatorias aún más graves, como la formación de vesículas.

Pero, ojo, porque también afectan a las mucosas de nariz y boca, causando irritaciones nasales u oculares. Y en este último caso puede conllevar desde una conjuntivitis a una inflamación de la córnea.

También pueden darse dificultades respiratorias si se inhalan esos pelos urticantes. Por ello hay que tener cuidado si se ha entrado en contacto con una oruga y no tocarse después la boca o la nariz.

Y atención porque este riesgo existe incluso si no hay contacto directo con la oruga. ¿Por qué? Pues porque esos finos pelos pueden ser arrastrados por el viento y quedar suspendidos en el aire.

Por ello no solo hay que vigilar las orugas que pueda haber a nuestros pies o sobre nuestras cabezas, en los nidos que construyen en las ramas de los pinos. Lo mejor es no acercarse a la zona donde haya constancia de estos insectos; sobre todo si hace viento.

Esta recomendación es esencial para las personas alérgicas a la toxina, ya que pueden sufrir una crisis anafiláctica o inflamación generalizada del organismo. Y a veces esta puede ir acompañada de angiodema (intensa hinchazón de las capas más profundas de la piel, generalmente cara y labios, a veces dolorosa) o de problemas respiratorios tan graves como asfixia.

Aunque lo cierto es que las principales víctimas de la oruga procesionaria son nuestras mascotas…

Mortales para los perros y el ecosistema

Algunos signos que alertan de ese contacto con la toxina son nerviosismo, salivación excesiva o que se rasque el hocico. Si ocurre esto, lave rápidamente la zona con abundante agua para intentar eliminar los pelos que puedan haber quedado y acuda inmediatamente al veterinario.

Pero para evitar esto, si suele pasear con su mascota por bosques, lo mejor es asegurarse de que no haya orugas. En este sentido los pinares son su hábitat preferente, por lo que debe alejarse de estas zonas. Y tampoco conviene ir a parques que estén cerca por lo que comentábamos del viento.

oruga procesionaria

Y en el caso de que detecte alguno de sus nidos (ver imagen), que pueden albergar hasta 300 orugas, aléjese de ellos inmediatamente y, por supuesto, no los toque ni los sacuda. Si se ven amenazadas pueden ser ellas mismas las que desprendan sus pelos urticantes a modo de defensa.

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Asimismo, conviene que alerte a la guardia forestal o al ayuntamiento de su localidad para que se hagan cargo del problema de manera adecuada, ya que la oruga procesionaria también causa verdaderos estragos entre la vegetación y el ecosistema en general. Y es que se alimentan de las hojas de los árboles donde anidan, lo que los debilita y vuelve más susceptibles de sufrir enfermedades o el ataque de otros insectos dañinos.

¿Y si ya le ha “picado” una oruga procesionaria?

Para evitar el contacto con las orugas procesionarias y sus pelos urticantes, aunque sea de causalidad, conviene ir con ropa de manga larga. De este modo no entrarán en contacto con la piel. Y también llevar sombrero para cubrir toda la cabeza, en lugar de una gorra con visera que no protege la nuca ni el cuero cabelludo.

Pero si pese a todas estas precauciones al final le “pica” una oruga (o entra en contacto con sus pelos), la medida más efectiva es aplicar frío en la zona de la piel afectada.

Puede usar compresas húmedas con agua muy fría o colocar una bolsa de hielo a intervalos de 1 minuto durante al menos 10 minutos. No deje la bolsa de hielo todo el tiempo, pues el intenso frío puede causar quemaduras.

Asimismo, evite rascarse para que no haya riesgo de infección, sobre todo si hay herida. Pero tampoco frote la piel irritada, ya que pueden diseminarse los pelos que hayan quedado adheridos a la piel, irritando otras zonas o incluso entrando en contacto con ojos, nariz y boca.

De hecho, lo que conviene es retirar esos pelos con una cinta adhesiva, al igual que haría si se quiere quitar una pelusa de la ropa. Eso sí, use un trozo nuevo de cinta adhesiva cada vez.

Por último, nada más llegar a casa quítese toda la ropa y lávela a altas temperaturas. Y en el caso de que encuentre alguna oruga entre la ropa, use unas pinzas para evitar el contacto directo.

Ahora bien, ¿qué medidas existen para mitigar el picor y la irritación?

Medidas naturales para mitigar los síntomas

La medicina convencional suele recomendar corticoides, aplicados por vía tópica, pero lo cierto es que estos fármacos van asociados a diversos efectos secundarios: hinchazón, confusión, malestar estomacal…

Afortunadamente, existen remedios 100% naturales que también pueden ayudarle. Es el caso de la miel o el gel de aloe vera, de potentes propiedades antibacterianas y antiinflamatorias. Además, si las aplica directamente sobre la piel también ayudarán a acelerar la cicatrización de las posibles heridas que se hayan formado.

Y otro remedio casero muy común consiste en colocar una compresa empapada en té de manzanilla. Es una de las plantas más conocidas por sus propiedades antiinflamatorias, por lo que contribuirá al alivio de la irritación.

Atención: si aun con estos remedios percibe que el picor y la inflamación no bajan, o incluso que van a más, no lo dude y acuda rápidamente a Urgencias. Puede estar sufriendo una crisis alérgica, por lo que es necesario recibir un tratamiento de choque lo antes posible.

Y lo mismo en el caso de los perros, con los que ya ha visto que el riesgo es mayor. Ante el menor síntoma acuda al veterinario para que traten a su mascota con el mayor de los cuidados.


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