La enfermedad renal crónica está considerada como una “patología silenciosa” porque poco a poco va deteriorando el riñón y muchas veces solo se es consciente del problema cuando ya hay que realizar diálisis; un tratamiento complejo y no exento de riesgos. Por ello se sigue intentando mejorar ese tratamiento y, a este respecto, cabe destacar la investigación realizada en el Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Infanta Leonor (Madrid)(1).
Sus responsables querían observar si mejoraba la eficacia de este tratamiento al aumentar la concentración de magnesio en el líquido de diálisis: 0,75 mmol/l en lugar de los 0,5 mmol/l que se aplica habitualmente. Y es que anteriores investigaciones habían relacionado la hipomagnesemia (bajo nivel de magnesio en sangre) con una mayor mortalidad entre los pacientes sometidos a diálisis. Además, se sabe que los líquidos de diálisis basados en citrato reducen la concentración de magnesio, un mineral esencial para el organismo, debido a su efecto quelante.
Pues bien, tras 6 meses de seguimiento los investigadores observaron que esa mayor cantidad de magnesio baja la concentración de diversas moléculas proinflamatorias (osteopontina, osteoprotegerina, MMP-9 y MMP-2). Y, a su vez, esa menor inflamación reduce el riesgo cardiovascular, que es la principal complicación -y causa de muerte- entre los pacientes sometidos a diálisis.
Por otro lado, 400 mg de magnesio al día es todo lo que necesita para reducir el riesgo cardíaco y de demencia, mejorar los trastornos del sueño y ayudar a combatir el estreñimiento, así como a controlar la diabetes y otras posibles complicaciones asociadas al sobrepeso. Pero si no alcanza esa cantidad, hay que aumentar el aporte de alimentos especialmente ricos en este mineral. Y aquí tiene una lista de los que más le convienen.
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