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Hepatitis: estos complementos le ayudarán en caso de infección

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Ante la alerta que surgió en su día sobre posibles alimentos contaminados con el virus de la hepatitis, repasamos las pautas que puede seguir para mitigar esa infección de manera natural

Hace unos días el Sistema de alerta rápida para alimentos y piensos (RASFF, por sus siglas en inglés) de la Comisión Europea alertaba sobre la presencia de Hepatitis A en fresas procedentes de Marruecos que habían entrado en distintos puntos de España. (1)

Enseguida cundió la alarma, aunque posteriores investigaciones acabaron confirmando que las fresas contaminadas no habían llegado a los mercados españoles. Sin embargo, la alerta que suscitó ese comunicado ha hecho que vuelva a ponerse el foco de atención sobre la hepatitis.

No todas las hepatitis son iguales

Si bien el riesgo de hepatitis siempre suscita cierta preocupación, hay que recordar que no todos los virus de la hepatitis son iguales ni revisten la misma gravedad.

Cuando hablamos de “hepatitis” nos referimos a una inflamación del hígado que puede dañar los hepatocitos (las células hepáticas), debida a una infección vírica o bacteriana. Ahora bien, los virus de la hepatitis B y C son las que más complicaciones pueden entrañar, ya que si se vuelven crónicas pueden derivar en una fibrosis, una cirrosis o incluso un cáncer de hígado. 

Asimismo, existe una forma poco frecuente denominada “hepatitis fulminante”, que puede deberse a virus o toxinas, que se caracteriza por su rápido avance y la formación de una necrosis masiva del hígado.

Por el contrario, la hepatitis A es una enfermedad habitualmente leve cuyos principales síntomas son cansancio, pérdida de apetito, náuseas y vómitos, fiebre o tener la orina de color oscuro.

Ahora bien, aunque no sea tan grave como las otras hepatitis, y siendo habitual que la infección no dure más de seis meses, hay que estar atento a su evolución para que no vaya a más y acabe afectando al hígado. Un problema que, debido al importante papel que desempeña este órgano a la hora de filtrar toxinas y patógenos, puede derivar en graves problemas de salud.

Complementos que pueden ayudar

Se sabe que hay algunos nutrientes -más en concreto, el déficit de algunos de ellos-, que pueden agravar la evolución de una hepatitis. Por ello, si cree que ya puede tener el virus en su organismo, tome nota de estos aliados:

  • Vitaminas A, E y K. Se trata de vitaminas liposolubles y sus déficits son comunes en las patologías hepáticas. Por ello no está de más realizarse análisis para comprobar sus niveles y, en el caso de que sean más bajos de lo recomendable, acudir a un complemento multivitamínico. Eso sí, asegúrese de que sea de calidad y ofrece la mayor biodisponibilidad posible.
  • Vitamina D. Mención aparte merece la vitamina D, que es clave para prevenir numerosas enfermedades, incluidas las hepáticas. De ahí que convenga aumentar su aporte a través de pescados grasos (trucha, salmón, caballa…) o, si el nivel es especialmente bajo, tomando suplementos nutricionales. Además, se ha confirmado que su toma también mejora la eficacia de los tratamientos farmacológicos que aplica la medicina convencional. (2)
  • Zinc. Este oligoelemento también juega un importante papel en la salud del hígado y, de hecho, muchas enfermedades hepáticas van acompañadas de una reducción de su nivel. Y por si esto fuera poco, ayuda a reforzar el sistema inmunitario, clave para hacer frente a cualquier infección vírica.
  • Leucina, isoleucina y valina. Estos tres aminoácidos ayudarían, según ha confirmado la investigación científica, a prevenir las afecciones hepáticas, así como el riesgo de cáncer derivado de una hepatitis crónica. (3)
  • S-Adenosil metionina. Es el precursor del glutatión (un desintoxicante celular) y, según han confirmado estudios realizados con pacientes de hepatitis crónica, ayuda a mejorar ciertos parámetros de su estado. (4)

Si ha sido infectado con el virus de la hepatitis A, consulte con su médico la posibilidad de tomar algunos de estos nutrientes; siempre atendiendo a su estado particular y contando con un seguimiento constante.

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Ojo a estas medidas preventivas

La alerta de hepatitis A que surgió en su día cobró especial trascendencia por los alimentos afectados: las fresas. Y es que al ser frutas que se consumen crudas, sin ningún tipo de cocinado, resulta más difícil destruir el virus con el calor (se elimina a partir de los 90º C durante 90 segundos).

Por ello conviene recordar la importancia de seguir unas adecuadas medidas de higiene en la cocina. De entrada, hay que lavar muy bien las frutas y verduras, además de frotarlas, para eliminar posibles restos de virus y contaminantes (sobre todo si no son ecológicas).

También puede utilizar vinagre o bicarbonato para una limpieza más profunda, u optar por una lejía alimentaria homologada.

Asimismo, para reducir el riesgo de contaminación cruzada, no utilice los mismos utensilios para preparar distintos alimentos. Por ejemplo, hay gente que utiliza el mismo cuchillo con el que ha cortado un filete de pollo para cortar luego verduras. Pero esto es un grave error ya que, aunque la cocción del pollo puede acabar con posibles virus presentes en el producto, no ocurrirá lo mismo con la fruta o verdura que se come cruda.

Otras pautas alimentarias

Por último, tome nota de estos consejos, sobre todo si ya hay una infección:

  • Evite los alimentos de alto índice glucémico. Estos alimentos pueden provocar un rápido incremento del nivel de azúcar en la sangre, con el consecuente pico de insulina, lo que a su vez puede afectar negativamente al sistema inmunológico.
  • Reduzca los kilos de más. El sobrepeso complica cualquier afección hepática, además de que puede conllevar una excesiva secreción de insulina que acabe derivando en diabetes.
  • Beba té verde. Se ha demostrado que inhibe la replicación del virus, además de ofrecer un poderoso efecto antiinflamatorio que ayuda a controlar la evolución de la enfermedad. (5)
  • No consuma alcohol. Es el consejo más evidente, pero no hay que olvidarlo. El alcohol es el principal factor de riesgo de cualquier afección hepática y, por tanto, lo primero que debe eliminar si el órgano está dañado.

Fuentes

1. “Presencia de Hepatitis A en fresas de Marruecos”. Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (RASFF). Notificación 2024.1531.
2. Han YP, Kong M, Zheng S et al.: “Vitamin D in liver diseases: from mechanisms to clinical trials”. J Gastroenterol Hepatol. 2013.
3. Cruz Amaya, J.M.; Flórez Cuadros, M.; Narváez Solarte, W.: “Aminoácidos de cadena ramificada en hepatitis”. Rev. U.D.C.A Act. & Div. Cient. 2016.
4. Filipowicz M, Bernsmeier C, Terracciano L, Duong FH, Heim MH. “S-adenosyl-methionine and betaine improve early virological response in chronic hepatitis C patients with previous nonresponse”. PLoS One. 2010.
5. Lin YT, Wu YH, Tseng CK et al.: “Green tea phenolic epicatechins inhibit hepatitis C virus replication via cycloxygenase-2 and at- tenuate virus-induced inflammation”. PLoS One. 2013.


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