Durante el embarazo las mujeres no pueden tomar muchos medicamentos ni complementos, además de alcohol y tabaco, porque pueden afectar al correcto desarrollo del bebé. Pues bien, a esta lista de prohibiciones se podría sumar ahora algo tan aparentemente inocuo como son las bebidas azucaradas o los productos de bollería industrial.
Y es que un reciente estudio ha señalado que la fructosa, un edulcorante que se añade a muchos zumos procesados o productos de panadería, entre otros, aumenta el riesgo cardiovascular de la madre. Y esto también puede tener consecuencias muy negativas para el feto(1).
Tras realizar varias pruebas (en animales) los investigadores observaron que los descendientes de las madres que toman fructosa durante la gestación sufren alteraciones en la placenta que pueden derivar en preeclampsia, una de las principales causas de mortalidad en la madre y el feto. Además, el nivel de estrés oxidativo del feto es significativamente superior, lo que puede conllevar otras complicaciones durante el embarazo y posterior desarrollo del niño.
La fructosa es uno de los edulcorantes más usados en la industria alimentaria. Pero, ¡ojo! También se incluyen en productos alimentarios que no son dulces. Es lo que ocurre con la mayoría de embutidos, ciertas conservas o aderezos para salsas.
1. Fauste, E., Panadero, M.I., Donis, C. et al.: “Pregnancy Is Enough to Provoke Deleterious Effects in Descendants of Fructose-Fed Mothers and Their Fetuses”. Nutrients.
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