Los bebés que han estado expuestos a antibióticos durante la lactancia tienen más riesgo de sufrir asma de adultos. Esta es la conclusión de una reciente investigación(1), la cual corrobora el hecho de que usar antibióticos durante el primer año de vida retrasa la maduración de la microbiota intestinal, alterándola en gran medida.
En el caso del asma, lo que ocurre es que los antibióticos disminuyen el nivel de ácido indol 3-propiónico, un metabolito que producen las bacterias intestinales. Como consecuencia, se produce un daño en las mitocondrias (las centrales de energía de las células) que con el tiempo afecta a las células epiteliales de las vías respiratorias.
Por tanto, al reducir la presencia de una molécula que tiene el potencial de prevenir el asma, aumenta el riesgo de sufrir esta afección. Y, asimismo, conlleva una mayor inflamación de las vías respiratorias cuando el afectado entra en contacto con los alérgenos, como por ejemplo los ácaros del polvo.
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