El efecto rebote (o yo-yo) que muchas personas experimentan después de adelgazar, y que lleva a recuperar rápidamente el peso perdido, podría deberse a una “memoria obesogénica” de las células grasas. Se trata de una memoria molecular que hace que esas células “recuerden” su estado anterior, lo que dificulta mantener los kilos perdidos.
Para llegar a esta conclusión un grupo de investigadores analizó el epigenoma de los adipocitos (células grasas) de varios ratones, tanto cuando perdieron peso como cuando después lo ganaron. Y observaron que los ratones previamente obesos recuperaban el peso perdido más rápidamente, en buena parte porque sus adipocitos se comportaban de forma distinta a la hora de procesar los azúcares y las grasas.
Asimismo, comprobaron que esto se debía a que, al ganar peso, se habían producido alteraciones epigenéticas; es decir, en el comportamiento de esas células. Y estos cambios eran tan grandes que se mantuvieron en el tiempo y siguieron presentes incluso tras haber perdido peso.
Para mitigar el efecto de la “memoria obesogénica” los investigadores han señalado la importancia de mantener un peso saludable durante el mayor tiempo posible.
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