San Valentín es una fecha muy especial para las parejas, marcada por el amor… y por las campañas publicitarias que animan a hacer regalos como muestra de afecto. Sin embargo, más allá de los obsequios, el verdadero regalo puede estar en compartir ese amor con besos y abrazos, ya que ofrecen más beneficios para la salud de los que imagina. ¡Descúbralos!
El día de San Valentín es una fecha que muchas personas marcan en el calendario en rojo y dentro de uno o varios corazones. No deja de ser “el día de los enamorados” y, por ello, las parejas lo disfrutan compartiendo su amor.
También es un día que se ha hecho especialmente popular gracias a las campañas publicitarias, donde da igual lo que se ofrezca (flores, bombones, joyas, perfumes, tecnología o incluso viajes), el objetivo es demostrar que queremos a la otra persona a través de un regalo.
Pero… ¿y si el mayor regalo lo tuviéramos al compartir ese amor? Y no nos referimos solo a la ilusión de estar con un ser querido. También al hecho de que, a través de los besos y abrazos que se comparten con esa persona amada, estamos ganando en salud.
¡Lo dice la ciencia!
El cosquilleo en el estómago que sentimos cuando besamos por primera vez a esa persona tan especial es algo que nunca se olvida. Pero tras esa acción también hay muchos beneficios para la salud, reconocidos por la investigación científica:
Da igual si los damos o recibimos, los abrazos siempre aportan bienestar. Y las responsables son, de nuevo, las oxitocinas que aumentan la sensación de bienestar.
Por ello, además de besar a nuestra pareja, no hay mejor manera de demostrar nuestro amor que con abrazos. Ahora bien, para que se libere esa hormona tan saludable, el abrazo debe durar al menos 8 segundos. De lo contrario, nos sentiremos indudablemente queridos, pero a nivel de salud cerebral y de bienestar se notará menos.
Y si queremos obtener los otros beneficios asociados a los abrazos, entre los que destaca una menor presión arterial y, por tanto, menos riesgo de hipertensión, debería durar al menos 20 segundos. (5)
Gracias a este “superabrazo”, según estudios científicos, también se refuerza el sistema inmunitario, mejora nuestra capacidad de memoria, se mitigan los trastornos del sueño (incluido el insomnio)… ¡e incluso se retrasa el envejecimiento natural del cuerpo! (6)
¿Se puede pedir más por tan “poco”?
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