Dos preguntas fundamentales agitan a la humanidad desde hace siglos.
A la primera, “¿ser o no ser?”, fue un tal William Shakespeare quien se encargó de responder.
A la segunda, “crudo o cocinado: ¿qué es mejor?”, intenta dar respuesta este mes de abril la revista Salud AlterNatura, ya que se trata una cuestión capital para su salud.
En este número descubrirá cómo cocinar permitió a nuestros antepasados beneficiarse de una variedad de alimentos mucho más grande de la que antes tenían a su disposición. Incluso algunos de esos alimentos que eran tóxicos en su estado natural, es decir, crudos, resultaron ser comestibles después de ser cocinados.
Además, masticar la comida cocinada requiere menos esfuerzo, los alimentos también resultan más digestivos y las proteínas y azúcares complejos se asimilan mejor. Y la cocción también destruye las bacterias patógenas -la mayoría no sobrevive a temperaturas superiores a los 70º C-.
Así, hace dos millones de años cocinar los alimentos dio al hombre una ventaja esencial para su supervivencia. Pero, ¿hoy sigue siendo así? Yo no estoy tan seguro…
Las legumbres, por ejemplo, ¿mantienen todo su valor nutritivo después de lavarlas con abundante agua, pelarlas, cortarlas y hervirlas durante largos minutos?
O veamos el caso de las vitaminas, que son sustancias particularmente frágiles y se degradan bajo los efectos del calor. Descubrirá qué tipos -como la vitamina A- son especialmente sensibles a él y, por el contrario, cuáles son capaces de soportarlo bastante bien.
Entonces, ¿son los alimentos cocinados, como algunos dicen, “alimentos muertos”?
Hay algo aún más grave: estudios científicos han revelado un elevado riesgo de padecer cáncer colorrectal, pancreático y de próstata en aquellas personas que consumen gran cantidad de carne, especialmente a la parrilla. (1) (2) (3)
Sin embargo, en este artículo también encontrará información sobre el microondas que seguro que le sorprenderá.
¿Deberíamos adoptar un régimen crudívoro, que excluya todo alimento cocinado a más de 42º C? Un estudio finlandés aboga por ello, señalando las ventajas de este modo de alimentación, que permite acumular reservas de numerosos antioxidantes (betacaroteno, vitamina C, vitamina E…). Pero usted comprobará también que este estudio “olvida” algún que otro punto importante…
En el número de abril de Salud AlterNatura encontrará otras muchas novedades sobre investigaciones científicas y salud natural. Este es sólo otro ejemplo:
Si usted padece dolores de estómago, problemas digestivos o incluso una úlcera, la naturaleza le ofrece una poderosa arma que ¡hace desaparecer la peor de las bacterias del estómago!
Los suscriptores de Salud AlterNatura podrán acceder muy pronto a la información completa, pero yo no he podido resistirme a ofrecerle un avance.
Durante mucho tiempo se consideró que las úlceras se originaban por una enfermedad psicosomática. Después se descubrió que su causa era una bacteria, la Helicobacter pylori.
¿Su sobrenombre? La “bacteria extrema” o el “Rambo” de los microorganismos. Y todo porque es capaz de sobrevivir en entornos particularmente hostiles y provocar una inflamación de la mucosa del estómago y del duodeno (parte inicial del intestino delgado).
Esta bacteria también fue identificada como factor cancerígeno, pudiendo hacerse resistente a los tratamientos más potentes de la biomedicina: monoterapias monoterapias (de amoxicilina, claritromicina, tetraciclina, etc.), asociaciones con antiácido (un inhibidor de la bomba de protones, por ejemplo, el omeprazol), terapias triples e incluso cuádruples (cuatriterapia con bismuto).
Entonces, ¿es invencible la Helicobacter pylori? Pues no, pero además ahora juegan también en su contra los importantes descubrimientos que se acaban de hacer en el campo de la alimentación.
En concreto, se ha observado que las deliciosas bayas rojas (los arándanos, entre otras) reducen notablemente el grado de colonización y la virulencia de la bacteria.
Ciertos probióticos (encontrará sus nombres completos en el artículo) también optimizan la eficacia de los medicamentos, al tiempo que reducen en gran medida sus efectos secundarios (problemas digestivos, diarreas, hinchazones, cambios en la percepción de los sabores…).
Usted también conocerá gracias a este número de Salud AlterNatura algo sorprendente sobre unos compuestos de azufre, los isotiocianatos, que permiten reducir el nivel de inflamación y, en ciertos casos, aminorar el desarrollo de tumores gástricos. Estos compuestos se encuentran en un árbol africano, la moringa, pero sobre todo en una verdura muy común para nosotros y hasta ahora injustamente tratada.
Descubrirá un hongo que cura a los pacientes con úlcera de estómago ¡con éxito en cerca del 90% de los casos!
Y, finalmente, entenderá también por qué la aromaterapia (los aceites esenciales de semillas de zanahoria, clavo de olor o de manuka) puede ser una valiosa ayuda…
Por supuesto, esta no es la única información que encontrará en el número de abril de Salud AlterNatura. Aquí van algunos de los temas sobre los que también podrá leer este mes:
También en este número de abril de Salud AlterNatura:
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