Lo más fácil para mí sería no hablarle de esto; ya sé que una ola de críticas me llegará en los próximos días.
Sin embargo, el objetivo principal de Tener S@lud es justamente ese: informar de todos esos aspectos importantes para la salud (investigaciones poco difundidas, intereses comerciales…) que para la mayoría de la gente permanecen ocultos.
Y esto es lo que por desgracia ocurre con la detección precoz del cáncer de mama.
Intente ponerse, por un momento, en la situación que miles de mujeres atraviesan cada año, cuando se les realiza una mamografía y se les detecta un pequeño tumor en el pecho. Al estrés psicológico que ya supone esperar los resultados de la prueba, se añadirá después un tratamiento con radioterapia o quimioterapia e incluso, en los casos más extremos, la pérdida parcial o total del seno.
¿Y si le dijera que la prueba a partir de la cual se inicia todo ese proceso, tal vez no sirve para nada?
Así lo confirma un estudio llevado a cabo entre 89.835 mujeres a las que se les realizó una mamografía y que luego fueron sometidas a un seguimiento durante 25 años. Al final de ese periodo, se contabilizó a las fallecidas por cáncer de mama cuyo tumor había sido detectado por la mamografía y a aquellas que se habían sometido a un examen clínico por parte del médico. Los investigadores comprobaron que las cifras eran… ¡exactamente iguales!
Es decir, la mamografía no había servido para que descendiera el riesgo de muerte por cáncer de mama. (1)
A pesar de ello, la necesidad de hacerse este tipo de pruebas sigue siendo una creencia demasiado extendida.
Cada año en el mes de octubre millones de personas se movilizan para promover las campañas masivas de detección precoz del cáncer de mama a través de mamografías. Sólo en España se registran anualmente más de 26.000 nuevos casos de cáncer de mama. (2)
Actrices, cantantes, celebridades de otros colectivos… Cada vez son más las mujeres que se involucran en las campañas por lo que consideran “una buena causa”, mientras millones de personas se echan a la calle en cientos de ciudades en batallas simbólicas contra el cáncer de mama.
¿Su lema? Todas las mujeres a partir de cierta edad deben ser llamadas a hacerse pruebas de detección precoz de cáncer de mama cada dos años.
Así es como la idea de que la mamografía salva vidas penetra en el subconsciente colectivo.
Eso sería fabuloso si no fuese… falso.
Y es que varios equipos de investigadores han asegurado que, si las mamografías están muy próximas en el tiempo, las radiaciones a las que se expone el organismo pueden hacer que aumente el riesgo de padecer cáncer. (3)
Sé que resulta contradictorio respecto a la opinión predominante y que ahora mismo usted estará pensando: “¡Imposible! Si la detección fuese peligrosa, eso se sabría”. En el número de Salud AlterNatura de julio descubrirá que la mamografía realmente ¡no hace descender el riesgo de muerte por cáncer de mama!
Y no lo decimos sólo nosotros. También lo asegura el estudio publicado en el prestigioso JAMA (Journal of American Medical Association) que data de noviembre de 2015 y fue conducido por el equipo del Pr. Richard Wilson e investigadores de Harvard. Su objeto de estudio fueron nada menos que 16 millones de mujeres evaluadas durante más de una década (una magnitud fuera de lo común en una investigación científica de este tipo). (4)
En el artículo encontrará sus impactantes conclusiones, que prueban que las mamografías no son eficaces a la hora de diagnosticar de manera precoz los tumores de más de dos centímetros.
Pero este no es el único tema sobre el que podrá leer en el nuevo número de Salud AlterNatura, que pronto enviaremos a imprenta. En él encontrará información interesante para prevenir (y tratar) varias enfermedades y, entre ellas, algunos de los grandes males de nuestro tiempo, como por ejemplo la obesidad.
En caso de obesidad (es decir, cuando el Índice de Masa Corporal -IMC- es superior a 30) la dieta y el ejercicio físico no siempre son suficientes: la probabilidad de que una persona obesa recupere su peso normal a base de dieta y ejercicio no es más que de 1 entre 1.000. (5)
Esa es la razón por la que muchas personas que sufren obesidad ven cada vez más cerca la cirugía denominada “bariátrica” (es decir, el implante de un anillo gástrico, realizar una gastrectomía, un bypass gástrico, etc.). Los resultados de la operación suelen ser ciertamente impresionantes, y significan volver a una vida más activa, en especial en el plano social, afectivo y sexual.
Pero este tipo de cirugías también entrañan riesgos muy importantes.
El número de Salud AlterNatura de julio demuestra la importancia de elegir la cirugía más adaptada a su caso, ya que hay grandes diferencias entre los resultados y los riesgos de cada una de las opciones (hablamos de una diferencia en la pérdida de peso hasta 30 kilos, por ejemplo).
Pero es importante entender también que el trauma que puede acompañar a este tipo de operaciones quirúrgicas puede ser terrible. Un estudio realizado sobre 8.000 pacientes a los que se les implantó un anillo gástrico reveló que en ellos el riesgo de autolesión se había multiplicado por 10, mientras que el de suicidio se había multiplicado por 4. (6) (7)
Esta es la razón por la que la cirugía debe ser contemplada con gran prudencia y debe incluir seguimiento psicológico, además de dietético.
Si desea recibir este ejemplar (en formato papel) en su domicilio, debe realizar su pedido antes del día 18 de junio siguiendo las indicaciones que encontrará más abajo.
La llegada del buen tiempo invita a disfrutar del sol y el calor, pero los riesgos que entraña la radiación solar son muchos y muy peligrosos.
El primero es el cáncer de piel, del que cada año se diagnostican en España 4.000 casos nuevos, debido a la acumulación de la radiación ultravioleta (UV). Ésta provoca un aumento de los radicales libres y el envejecimiento prematuro de la piel, pero también alteraciones celulares cuando esos daños penetran en las capas más profundas.
Sin embargo, el cáncer de piel no es la única consecuencia. A las quemaduras solares o eritemas (daños superficiales de la epidermis), se suman las manchas solares, que afectan especialmente a las mujeres embarazadas, el debilitamiento del sistema inmunológico o incluso los problemas oculares, ya que la retina es especialmente sensible al estrés oxidativo que provocan las radiaciones solares.
En el próximo número de Salud AlterNatura le indicaremos las medidas más naturales con las que protegerse de estas radiaciones, pudiendo reforzar el organismo desde dentro.
Descubrirá alimentos muy poco conocidos pero que sorprenden por su capacidad de proteger la piel del sol. Así ocurre con el té verde, que destaca por su alta concentración en polifenoles (permiten reducir el riesgo de eritemas), o el helecho, que presenta propiedades fotoprotectoras además de tener un efecto antioxidante, y que las tribus de Centroamérica ya usaban hace siglos.
Además, le indicaremos qué complementos antioxidantes múltiples, especialmente indicados para el verano, deberá añadir a su dieta.
No lo dude y siga los consejos de nuestros expertos naturópatas para reforzar la protección de su piel y ojos frente a la radiación ultravioleta del sol.
Del mismo modo, en el número de julio de Salud AlterNatura podrá leer:
Además, en este ejemplar de Salud AlterNatura:
Salud AlterNatura es una nueva y revolucionaria publicación mensual sobre bienestar y soluciones alternativas de salud.
Para recibir este ejemplar (en formato papel) por correo postal en su domicilio debe hacer su pedido antes del 18 de junio haciendo clic en este enlace (podrá comprobar las condiciones de suscripción antes de efectuar el pago).
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Respecto a la mamografía, existen ya recomendaciones, basadas en diversas pruebas científicas, para la utilización de un método ecográfico. Se ha demostrado que su uso mejora ampliamente el sistema al uso, ya que: evita los efectos de la radiación sobre el organismo, elimina casi totalmente los falsos positivos y su aplicación no causa dolor alguno a la paciente.
Respeto, en términos más generales, su defensa de la medicina tradicional y me parecen interesantes sus aportaciones en la difusión de ésta -de ahí mi suscripción a la newsletter. No obstante, sugiero que enfoquen la materia, como meras aportaciones de buena voluntad de cara a una más efectiva divulgación, de un modo menos agresivo en el tono discursivo. La psique humana tiende a retraerse ante las exposiciones demasiado voluntariosas en aspectos que afectan a la costumbre -aquello de «más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer»-, sin que ello implique no estar en lo cierto o, en mi caso, comprender que la medicina tradicional es perfectamente compatible con la «ortodoxa».
Un tono aún más didáctico, aun dando la impresión de dirigirse a niños -lo cual tampoco caería en saco roto, como visión divulgativa hacia el futuro-, en tanto insista en que la medicina tradicional, los productos farmacéuticos que nos recetan proceden en casi su totalidad de plantas, ungüentos o minerales de uso antiquísimo -y actual, en las escasas culturas que viven aisladas del mundo moderno- y cuya manipulación, envasado y comercialización se han industrializado y corporativizado. Sería bueno que en sus correos diarios o periódicamente añadieran una sección de recomendaciones de obras literarias y cinematográficas que ahondasen en este desarrollo.
Así mismo, por experiencia personal al comentar alguno de sus aportes, incidiría en marcar, tal vez como un mantra y durante un tiempo, una clara diferencia entre la medicina tradicional y la homeopatía -supongo que los interesados, las farmacéuticas y los que se lucran de la homeopatía, ayudados, por ignorancia, de los periodistas y los medios de comunicación masivos-, ya que existe cierta confusión -quizás porque hay menos analfabetismo pero más analfabetos funcionales.
Agradecido de antemano por su atención, reciban un cordial saludo y mi agradecimiento por la labor que realizan.