Durante los Juegos Olímpicos de Río se ha hablado del nadador norteamericano Michael Phelps tanto por sus increíbles logros deportivos como por las marcas redondas del cupping en su piel.
Quizá más por lo segundo.
Cinco medallas de oro y una de plata en unos mismos Juegos, que vinieron a sumarse a los 23 oros con los que ya contaba, parece que no han sido suficiente proeza para que lo que más titulares haya acaparado en estos juegos en referencia al nadador hayan sido los moratones circulares que lucía en su piel.
Eran las señales del cupping, una técnica de la medicina tradicional china que consiste en aplicar sobre determinados puntos una especie de tazas que actúan a modo de ventosa sobre la piel y el músculo, a las que se extrae el aire, con el fin de abrir los conductos a través de los cuales fluye la energía y, con ello, según sus partidarios, tratar y curar determinadas dolencias.
Hoy, sin embargo, no voy a hablarle del cupping (Ba Guan en la medicina tradicional china), sino de algo mucho más inquietante: la obsesión de los grandes medios de comunicación por denostar a toda costa cualquier tipo de terapia natural.
Mientras Phelps celebraba exultante su cuarto oro en estos Juegos por su triunfo en los 200 metros estilos, el diario El País, en su suplemento sobre salud, le dedicaba un artículo que titulaba con un tono paternalista: “Cuidado, Michael Phelps no es siempre un ejemplo a seguir”. (1)
Por si había alguna duda respecto a cuál iba a ser el punto de vista del artículo, la entradilla lo aclaraba de un plumazo: “Con demasiada frecuencia, los deportistas de élite se convierten en vallas publicitarias de charlatanes y pseudociencias. Imite su tesón, deseche el resto”.
A partir de ahí, el artículo es un ejemplo que podría mostrarse en las escuelas de periodismo sobre lo que es la falta de objetividad, salpicado de palabras, frases y expresiones que no dejan espacio al lector para formarse su propia opinión. Al definir en que consiste la técnica, no duda en calificarse de “pseudotratamiento”, “pseudomedicina”, “superchería” y “magufería olímpica”.
Y cuando cita fuentes para reforzar su punto de vista, acude a dos médicos, uno en calidad de “miembro del Círculo Escéptico” y otro del “colectivo escéptico Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico”, quienes opinan lo siguiente:
“Quizá no sea muy razonable esperar que los deportistas, por lo general muy jóvenes y no necesariamente formados, sean un referente en cuanto a modo de vida. La referencia debería ser más el afán de superación y menos los métodos (en ocasiones incluso ilegales) que usan para mejorar. Lo hacen con el visto bueno de su médico, lo que es más preocupante y más triste”.
Me dio pena la virulencia con la que se criticaba a Michael Phelps por ser “referente” de algo sin pretender serlo, únicamente por alcanzar el primero el bordillo de la piscina luciendo unos círculos rojos en sus hombros, y que sin embargo no se critique a tantos otros deportistas, ídolos de millones de niños, que cobran por aparecer en la tele anunciando productos que ni siquiera pueden defenderse como saludables (como a Valentino Rossi engullendo Nutella, Iniesta zampándose helados Kalise, Michel Salgado comiéndose mulsos de pollo frito Venky´s, Michael Jordan unido por siempre a las hamburguesas de McDonald´s, Jorge Lorenzo al kétchup Prima o varios deportistas a las natillas Danone, entre muchos otros).
Seguí leyendo.
Y llegué a un punto donde me paré en seco. Decía esto:
“Sus practicantes y adeptos lo defienden como un tratamiento benigno y capaz de abarcar todo tipo de padecimientos (…). Esos presuntos beneficios apenas se encuentran refrendados en la literatura científica. Las investigaciones científicas desembocan en la misma conclusión: el ‘cupping’ no aporta ningún beneficio más allá del efecto placebo”.
Y es que daba la casualidad de que un par de días antes, leyendo y releyendo literatura científica, como hacemos constantemente en Tener S@lud, me había topado con un metaanálisis de 2010 que revisaba nada menos que 550 estudios clínicos previos sobre cupping para evaluar el efecto terapéutico de las tazas utilizando un enfoque basado en la evidencia a partir de todos los estudios clínicos disponibles. (2)
Así, los investigadores identificaron 550 estudios clínicos publicados entre 1959 y 2008 sobre esta terapia, aplicada a todo tipo de enfermedades, incluyendo 73 ensayos controlados aleatorios, 22 ensayos clínicos controlados, 373 series de casos y 82 informes. Los clasificaron en función del tipo de ventosa que se utiliza y la enfermedad que se pretendía tratar y desecharon aquellos que no cumplían los requisitos necesarios.
¿La conclusión del estudio? Desde luego no es que “el ‘cupping’ no aporta ningún beneficio más allá del efecto placebo”, como afirmaba El País, sino la siguiente: “La mayoría de los estudios muestran beneficios potenciales en el tratamiento del dolor, herpes zoster y otras enfermedades”, según palabras literales de los autores del estudio, que animaban a que se realizaran nuevas investigaciones que apoyaran el uso de esta terapia milenaria china en la práctica.
En 2012 se publicó en PMC (USA National Library of Medicine) una revisión actualizada de la eficacia del cupping que llegaba a la conclusión de que “los resultados de esta revisión sistemática sugieren que la terapia parece ser eficaz para diversas enfermedades o en determinadas condiciones, en particular el herpes zoster, el acné, la parálisis facial y la espondilosis cervical”. Los autores reconocían que no era fácil encontrar estudios que cumplieran los criterios que actualmente se exigen (por ejemplo, respecto al tamaño de las muestras o la existencia de un grupo de control), por lo que alentaban a que se realizaran nuevos estudios para llegar a una conclusión definitiva. (3)
¿Sorprendido? Yo no.
La obsesión de los grandes medios de comunicación frente a todo lo que no sea medicina convencional viene de lejos. De hecho, algunos medios de comunicación de Estados Unidos, país natal del atleta, han seguido la misma tesis (como en el artículo titulado “Please, Michael Phelps, stop cupping”, publicado en The Atlantic, que incluía comentarios sarcásticos y ciertamente hirientes hacia el nadador). (4)
Dije al comienzo de este texto que hoy no iba a hablar del cupping y lo mantengo. Este texto trata sobre los ataques furibundos que sufre todo lo que suene a “alternativo”, “complementario” o “natural” por parte de los conocidos como mainstream media (es decir, los medios de comunicación de masas).
El filósofo, lingüista y escritor (entre otras cosas) norteamericano Noam Chomsky ya habló hace tres décadas, en su ensayo “Los guardianes de la libertad”, que publicó junto a Edward S. Herman, del modelo de propaganda que ejercen los grandes medios de comunicación. Según sus tesis, la mayor parte de los medios de comunicación sólo transmiten las opiniones de las élites económicas y de los gobiernos. (5)
La finalidad de los grandes medios de comunicación, según su postura, no es proporcionar información independiente y de calidad a los lectores, sino vender un producto (precisamente los propios lectores) a los poderosos a través de la venta de publicidad y otras fórmulas. El ensayo, de plena vigencia, denunciaba la manipulación de la gente a través de la prensa, la radio y la televisión, que se dedican a vender “verdades oficiales”, manipulando la información de forma que favorezca los intereses de los poderosos.
Verdades “oficiales”, manipulación, intereses, poderosos… Como ve, nada nuevo bajo el sol.
Los ataques furibundos que sufren las medicinas y los tratamientos que se alejan del pensamiento único oficial ligado a la medicina convencional y a los grandes grupos farmacéuticos es el pan nuestro de cada día. Y lo que ha ocurrido con Michael Phelps y las señales de las ventosas en su piel es un ejemplo clarísimo de ello.
El cupping puede funcionar o no hacerlo, y puede que no funcione para todo pero sí en algunos casos. Desde mi punto de vista, es una pura manipulación guiar a los lectores hacia la burla e ignorar las investigaciones científicas que estudian sus efectos (y que afirman que hay evidencia de que en ciertos casos es eficaz). Por supuesto, como dicen los propios investigadores que han estudiado el cupping, serán necesarios más estudios, pero eso no da derecho a los medios de comunicación a ridiculizar esta técnica milenaria ni a quienes la practican, sean estos hombres y mujeres anónimos o grandes mitos del deporte como Michael Phelps.
Mientras otros se ensañan con Michael Phelps, con el cupping o se burlan de quienes apuestan por formas naturales de cuidarse y tratar la enfermedad, los lectores de Salud AlterNatura saben a qué atenerse. Conocen las terapias naturales que funcionan y las que no; los medicamentos de venta en farmacias que tarde o temprano, pese a la presión de la industria farmacéutica, tendrán que ser retirados porque nos enferman y dañan; y también saben cómo alimentarse para cuidar su salud.
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Fuentes:
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Hace tiempo recibo el boletín Tener Salud, lo he recomendado y lo sigo recomendando a todos mis contactos, muchos de ellos ya se han suscrito.
Para mí conocer Tener Salud fue una bocanada de aire fresco. Soy naturópata y con gran pena he visto desaparecer publicaciones de gran valor científico como Natura Medicatrix, alternativas como Vital y otras, también como alguna se vendía a la publicidad convencional.
Respecto al artículo de hoy sería bueno enviarlo a la redacción de El País, a veces también es necesario atacar de frente y dejar en evidencia a tanto interesado analfabeto funcional, gente que no lee un libro ni por error y escriben lo que les dictan. Lamentable.
Gracias por toda la información que nos hacen llegar.
Un cordial saludo.
Hinolita
Tienen toda la razón…
Qué se puede esperar de un país donde todavía se sigue con la cruel y abominable ‘tradición’ de la tauromaquia. Los festejos donde se maltratan a los animales, el toro, las vaquillas, sobre todo.
Ha entrado España en el siglo XXI pero mucha gente sigue con la boina puesta aún, y sus ideas enfrentadas.
Al Parlamento, donde no se ponen de acuerdo todavía, después de casi un año.
Existe mucha intolerancia a lo desconocido…
Tampoco la prensa es libre. Es todavía muy provinciana.
Hay que seguir fomentando estas terapias, cada vez más, con ejemplos. Yendo a la TV, realizando entrevistas.
Muchos desconfían del término holista.
Falta de información y de cultura.
Qué gran artículo. Sigan así.
Hola buenos días.
El artículo me parece del todo adecuado y representativo de la sociedad actual, particularmente he sido paciente al que se le ha aplicado el cupping. Adivinan quien me lo aplicó, pues mi suegra después de una brutal caída doméstica que me afecto el pecho, me fue de maravilla, una técnica que conocía de su madre y esta de la suya que se transmitía de generación en generación vean aquí el saber popular donde llega.
Por último felicitarles por sus artículos de divulgación de la medicina natural que existe desde tiempo inmemorial. Saludos
Muy bien. Me gustaría que alguna vez hablarán sobre la anestesia con acupuntura. Una vez vi un documental al respecto pero quisiera saber si funciona y el porqué no es utilizada ya que en una intervención quirúrgica, por muy sencilla que sea, es la anestesia la que puede traer complicaciones.
No voy a discutir que el origen ancestral de este tipo de sistema o artilugios para curar, provenga de la antigua China, o de la India…Pero es curioso poder comprobar sin demasiado esfuerzo, (para los que residen en Madrid municipio) que si se acercan al centro de Madrid (de los Austrias) a la Real Basílica de san Francisco el Grande, a continuación de la calle Bailen, por uno de sus costados discurre la calle del Rosario, y la primera calle que la cruza es la «Calle de la Ventosa» -(Street of Cupping)- Que hace referencia clara al tipo de curación que ya en la antigüedad se aplicaba de manera muy conocida en la insigne España, justo al lado del conocidísimo Hospital de la Venerable Orden Terciaria De San Francisco (Siglo XII) en la perpendicular calle de San Bernabé.
Quien haya vivido de primera mano la experiencia de una noticia publicada, sabrá que la gran mayoría de periodistas “exageran” o no cuentan toda la verdad. Necesitan audiencia, por lo que transforman las noticias a su voluntad.
Qué triste, que un médico no sólo no defienda estas prácticas, sino que las critique tachando de “adeptos” a quienes lo hacen. Creo que con eso demuestra su “ignorancia” y no querer ver más allá de la punta de su nariz.
Cuando era niña, veía a mi abuela y a mis padres, cuando tenían dolor de espalda, aplicar esta técnica (las ventosas), que yo encontraba muy divertida. Ellos se sentían aliviados. Actúa sólo de placebo, ¡mira qué bien!, pastillas que no entran al cuerpo. Yo nunca la he experimentado, pero eso no quiere decir que critique a quien sí lo hace.
Pero en nuestra sociedad, cada vez menos, aún hay quien ve con cara de “bicho raro” a quien practica yoga, terapias alternativas a la clásica medicina…
Cada vez que voy al médico, salgo con una receta en las manos. Y eso que a veces le digo que no voy a tomar pastillas, pero ¡nada, ni caso!