¿Se imagina un estudio sobre salud de la población que se iniciara en 1938 y que aún continuara? Pues es el que empezaron a realizar investigadores de Harvard rastreando la salud de 268 estudiantes de esa universidad, esperando que les revelara información sobre vida saludable y felicidad.
El estudio, llamado Harvard Study of Adult Development, fue incorporando a sus descendientes (unas 1.300 personas, que ahora tienen entre 50 y 60 años), a sus esposas, y se reclutó a más personas. De aquellos primeros investigados hoy sólo viven 19.
Los investigadores no sólo han estudiado todo lo relacionado con su salud, sino que han ido mucho más allá, analizando en todos los participantes su primera infancia, su vida laboral, sus éxitos y fracasos, su vida sentimental, sus amigos, su vida social… En ese tiempo algunos participantes llegaron a ser hombres de éxito (médicos, abogados, empresarios…), mientras que otros terminaron cayendo en el alcohol y las drogas; algunos tuvieron matrimonios largos y felices, mientras que otros acumularon fracasos sentimentales; algunos tuvieron vidas sociales ricas, mientras que otros se convirtieron en personas solitarias y aisladas.
Tras 80 años de investigación, se están viendo resultados sorprendentes. Por ejemplo, uno de los hallazgos más llamativos ha sido encontrar una clara relación entre la felicidad y la fortaleza de las relaciones personales con la buena salud. Los investigadores consideran que el cuidado físico del cuerpo (alimentación, ejercicio, etc.) es muy importante, pero la gran revelación es que también lo es tener relaciones personales cercanas, de las que hacen a la gente feliz, hasta el punto de que los investigadores consideran que gozar de este tipo de vínculos es un mejor predictor de una vida larga y feliz que otra clase de variables. De hecho, y por poner un ejemplo, el nivel de satisfacción de las personas de 50 años con su vida personal es un mejor predictor de salud física que el nivel de colesterol. Las relaciones personales cálidas y las relaciones de pareja sólidas ayudan a retrasar el declive mental y físico y, en definitiva, a envejecer mejor.
Pero todavía hay mucho que aprender, y ahora el estudio se está centrando en analizar el impacto en la salud del estrés laboral.
Fuente: Harvard Gazette
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