Los mayores expertos en cáncer han señalado que actualmente el objetivo de los tratamientos frente al cáncer es convertir esta enfermedad mortal en una enfermedad crónica. Para ello la clave se encuentra en las terapias dirigidas por medio de biomarcadores.
Estos biomarcadores permitirían agrupar a los distintos pacientes de cáncer en base a sus variantes genéticas, para determinar de este modo las probabilidades que tienen de responder con éxito a un tratamiento en concreto.
Las terapias dirigidas suponen una interesante alternativa a la opción de utilizar siempre un único tratamiento dirigido hacia un órgano en concreto, que es como se ha venido haciendo hasta la fecha.
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