Nuestros abuelos pasaban mucho tiempo fuera de casa, al sol. ¿Se ponían cremas de sol?
No.
¿Desarrollaban más melanomas (es decir, cánceres de piel) que nosotros?
Tampoco.
De hecho, sucede justamente lo contrario: la incidencia del melanoma ha aumentado desde 1970. Es decir… ¡precisamente desde que se inventaron las cremas solares!
Esta es la verdad que nunca leerá en las revistas llenas de publicidad de cremas para el sol: ¡las cremas de protección solar producen más muertes de las que evitan!
Parece difícil de creer, pero cuando lea el artículo (páginas 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8) que este mes dedicamos al tema en Salud AlterNatura entenderá qué hay detrás de esta terrible realidad. Verá que prácticamente todo lo que le habían contado y usted creía saber sobre el sol, sus riesgos y sus beneficios, era completamente erróneo.
Si es usted un lector asiduo de Tener S@lud, seguro que conoce bien los beneficios de la vitamina D: reduce las infecciones y las alergias, protege frente al alzhéimer… y un sinfín de beneficios que no dejan de sacar a la luz las investigaciones.
Más allá de los complementos alimenticios (que se vuelven absolutamente indispensables en invierno), sólo hay una forma de producir de forma natural la vitamina D que necesitamos: con la exposición solar. La sintetiza nuestra piel a partir de los famosos rayos ultravioleta -UV-, y más exactamente los UVB.
Sin embargo, esos rayos son precisamente los que bloquean las cremas solares, dejando pasar únicamente los UVA, que son los que nos ponen morenos.
Es decir, que con las cremas solares conseguimos broncearnos… ¡pero también un déficit de vitamina D en el único momento del año en que la piel puede producirla por sí misma de forma natural!
Las investigaciones más recientes y punteras han demostrado además que los rayos UVA (los que las cremas solares dejan pasar) aumentan el riesgo de padecer melanoma.
La razón es que “apagan” nuestro sistema de alarma corporal. Nuestra piel posee un método muy sencillo para advertirnos que no debemos permanecer más tiempo expuestos al sol, y ese método es el enrojecimiento.
Cualquiera que empieza a ver que su piel se está poniendo roja sabe que debe ponerse inmediatamente a la sombra. Pero con crema solar no aparece el enrojecimiento, mientras la gente sigue tostándose al sol creyéndose protegida, lo que acaba convirtiéndose en verdaderas quemaduras solares.
En otras palabras: creyendo estar a salvo con la crema solar, la piel queda expuesta al peligro del melanoma.
Dígame si esto no es una auténtica estafa de la que nadie habla…
Entonces, ¿cómo encontrar la medida exacta entre una exposición al sol buena para la salud y otra perjudicial?
Encontrará la respuesta este mes en Salud AlterNatura. Hemos preparado un especial con las “instrucciones de uso del sol” que le permitirá obtener todos sus beneficios y ninguno de sus riesgos… ¡y sin gastarse ni un euro en cremas solares! Resérvelo aquí.
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Encuentro súper interesante…
No estoy de acuerdo con este artículo. Hay que tener en cuenta los cambios atmosféricos que se han producido, no olvidemos que la capa de ozono, protectora, estuvo dañada durante mucho tiempo (no estoy segura si ya está totalmente solucionado). No será que por esa razón aumentó el número de melanomas? y a raíz de eso empezaron a fabricarse los protectores solares?
Cuando era joven tomaba mucho sol y noto mucha diferencia con el sol de ahora, lo noto mucho más fuerte. Uso protector tal como me indicó mi dermatóloga y me va muy bien, claro que tomo menos color, además también cuido los horarios a los que me expongo.