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Qué hacer cuando todo se tuerce: una reflexión de Navidad

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Que usted responda “” a las siguientes cuatro preguntas significa que su riesgo de morir podría ser mucho menor (incluso la mitad) que el de otras personas de su edad.

Además, podría tener hasta 2,4 veces más probabilidades de vivir sin padecer alzhéimer, y un 30% menos de riesgo de sufrir demencia senil.

Y lo que es todavía mejor: en caso de que su respuesta sea “no” a una o varias de estas preguntas, voy a darle estrategias sencillas para que transforme esos “noes” en “síes” rápidamente. ¡Ya verá cómo entonces mira al futuro con confianza y con el corazón lleno de alegría!

Éste es mi regalo de Navidad para usted, y me gustaría que lo conserve con cuidado.

Por favor, responda a estas cuatro preguntas

Lo único que tiene que hacer es responder con un “” o un “no” a las siguientes afirmaciones:

1. Hay personas que van errantes por la vida sin ningún objetivo, pero yo no formo parte de ese grupo.

2. Me siento bien tanto cuando me acuerdo de mi pasado como cuando pienso en lo que está por venir.

3. Tengo la impresión de que ya he hecho y vivido mucho, pero también de que todavía me queda muchísimo por descubrir.

4. Tengo muchos proyectos en mente y temo no vivir todo lo necesario para realizarlos.

Si ha respondido “” una o más veces, ¡enhorabuena! Eso significa que usted posee un objetivo claro que mueve su vida.

Patricia Boyle, neuropsicóloga en el Centro Rush para la Enfermedad de Alzheimer de Chicago (Estados Unidos), defiende que tener un objetivo o propósito en la vidaes un predictor muy fiable de una buena salud y bienestar entre las personas de edad avanzada”. (1)

Junto con otros colegas investigadores, realizó un seguimiento durante cinco años a un grupo de 1.238 personas cuya edad media eran 78 años. Al concluir la investigación constataron que las personas que tenían objetivos que alentaban su existencia tenían hasta dos veces menos probabilidades de morir que los demás. Y asimismo también desarrollaban menos enfermedades incapacitantes. (2)

La Dra. Boyle también realizó un seguimiento a otras 1.000 personas de 80 años de media durante un período de hasta siete años. En esa ocasión su equipo constató que las personas que tenían un propósito vital tenían 2,4 veces menos probabilidades de sufrir alzhéimer que las que no lo tenían. (3)

Y es que tener una meta u objetivo “ralentiza el ritmo del deterioro cognitivo en torno a un 30%”, explica.

No obstante, lo más impresionante es que, incluso si cuando el cerebro ya está desarrollando la enfermedad, el hecho mismo de contar con ese propósito de vida protege contra la aparición de los síntomas de la enfermedad. Dicho de otro modo: aunque su cerebro ya se esté deteriorando, su vida sigue adelante como si nada, sin que usted perciba ningún síntoma.

Al contrario, usted se mantiene feliz, duerme mejor y sus órganos también funcionan mejor, en especial -y precisamente- su cerebro.

¿Qué quiere decir “objetivo vital”?

Para los psicólogos, tener un objetivo en la vida significa vivir con una meta que va más allá de las necesidades básicas del día a día, como pueden ser comer, dormir, etc. “Es un objetivo que ayuda a organizar las actividades diarias”, explica Patrick Hill, psicólogo en la Universidad de Ottawa (Canadá).

Comer, dormir o hacer las tareas domésticas o la compra son medios, no el fin último de la existencia.

Un objetivo va más allá. Puede tener que ver con personas cercanas o animales de compañía que se tengan a cargo, con un proyecto artístico, un invento, una empresa, una hazaña deportiva, un viaje…

Quizá sea cuidar del cónyuge enfermo, de un niño o de un pariente con dependencia. O quizá sea trabajar para asegurar el porvenir de toda la familia, mejorar la casa o el jardín o proteger el medioambiente.

También podría ser instruir en la propia vida a los hijos o a los nietos; incluso si la persona tiene una edad avanzada y ya no tiene la misma fuerza física, puede ayudarles transmitiéndoles la sabiduría que la vida le ha enseñado a lo largo de los años, para ayudarles tanto a prevenir contratiempos como a ser más felices y a extraer un aprendizaje de cada acontecimiento. O puede que simplemente aporte presencia y cariño, escuchando a aquellos que lo necesitan.

Pero, ¿qué sucede cuando las cosas van mal?

El problema, evidentemente, es saber cómo encontrar esa meta u objetivo en la vida cuando uno está solo, enfermo o se siente infeliz.

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O puede suceder que, teniendo un objetivo bien claro, un día la enfermedad, un accidente o la propia vejez le sorprendan privándole de la esperanza de alcanzar esa meta y, al mismo tiempo, del motor mismo de su existencia.

¿Qué hacer cuando parece que todo se tuerce, que nada sale a derechas?

El secreto es comprender que esa meta o propósito de vida no equivale a perseguir sus sueños más locos y descabellados.

Con frecuencia los medios de comunicación presentan historias absolutamente fantásticas sobre personas que atraviesan el Canal de La Mancha a nado a pesar de no tener brazos ni piernas, otras que escalan el Everest siendo ciegas… (4) (5)

Esas hazañas son fantásticas, no me malinterprete. Nos recuerdan -y es algo muy necesario- que la fuerza mental del ser humano prácticamente no tiene límites.

Sin embargo, para la mayoría de nosotros “lo importante es aportar aquello con lo que podemos contribuir”, por poco que sea, a nuestro entorno, según confirma la Dra. Patricia Boyle, de quien le hablé más arriba. Eso es la “gran hazaña” que nos hace felices a la mayoría de las personas.

Ayudar a los demás para ayudarnos a nosotros mismos

Leí hace no mucho la historia de una mujer de 80 años enferma de alzhéimer desde hacía dos y medio. Continuaba trabajando como voluntaria en un centro para personas sin hogar ayudando con las coladas y la plancha. Como resultado, sus capacidades mentales eran todavía en aquel momento muy superiores a las de otros enfermos de su mismo grupo, e incluso más jóvenes.

Las personas que se ocupan de un gato o un perro saben hasta qué punto puede resultar gratificante. Les obliga a levantarse, salir a pasear, alimentarlo… Y a cambio reciben un cariño y una fidelidad sin límites. Además, convivir y observar a un animal es fuente de profundas reflexiones sobre la vida, la naturaleza y, por comparación, sobre los seres humanos.

Supongo que estará de acuerdo conmigo en que para ayudar como voluntario en un refugio de animales abandonados no necesita gozar de la mejor salud. Y es que además es una forma fantástica de hacer nuevos amigos (¡tanto de cuatro patas como de dos!).

Muchos hospitales tienen también necesidad de voluntarios. Si los servicios de pediatría suelen tener muchos candidatos, no sucede lo mismo en geriatría. Y sin embargo “no deberíamos olvidar a nuestros mayores”, tal y como recuerda una mujer de nada menos que 90 años que colabora como voluntaria con enfermos que tienen ¡incluso 20 años menos que ella!

Y tampoco para eso se necesita una salud de hierro. Lo que hace falta en la mayoría de hospitales y residencias de ancianos es contacto humano, tiempo y ganas de escuchar.

Un artículo de The New York Times dedicado a este “sentido de la vida” relataba la historia de un señor mayor, Manny, que formaba parte de la comunidad judía de Nueva York. Hasta su muerte se dedicó a hacer entregas a domicilio para la carnicería casher de su barrio. Eso le permitía ayudar a los demás al mismo tiempo que mantenía el contacto con los miembros de su comunidad, que con frecuencia lo invitaban a tomar un café y a charlar. (1) (6)

En España, al igual que en la mayoría de países europeos, la legislación laboral alienta a no continuar con la actividad laboral después de la jubilación. Y eso que muchas personas se jubilan con apenas 60 años y en ocasiones se prejubilan incluso más jóvenes. En Estados Unidos, en cambio, las cadenas de tiendas se esfuerzan para crear puestos para personas mayores (y muy mayores) que desean mantenerse en contacto con la vida activa.

Es el caso de la cadena de supermercados Walmart, que propone a personas mayores ayudar a otros clientes empaquetando y cargando las compras en el coche. Los horarios son totalmente flexibles, adaptándose a las posibilidades de cada uno, y los participantes aseguran que es una buena forma de conocer gente, ayudar y sentirse mejor.

Mi hermano llama a esto ‘mi terapia pagada’”, explica una mujer. “Trabajo mucho, pero la gente a la que ayudo siempre resulta agradable y muy agradecida. Mi objetivo es ofrecer un servicio, hacer un buen trabajo y, al mismo tiempo, mejorar mi salud y mi bienestar. De verdad que recomendaría a todo el mundo que lo probase”.

Y a usted, ¿no le parece que sobran buenas razones por las que cambiar por “síes” los “noes” que haya podido contestar en alguna de las cuatro preguntas del principio?

Me encantaría que además compartiese sus buenas ideas, sus metas y los proyectos personales que le motivan, dejando un comentario justo aquí abajo. ¡Tanto yo como el resto de lectores de Tener S@lud estaremos encantados de leerle!

 

Fuentes:

  1. Paula Span. “Living on Purpose”. The New York Times. June, 2014.
  2. Boyle, Patricia A. PhD; Barnes, Lisa L. PhD; Buchman, Aron S. MD; Bennett, David A. MD. “Purpose in Life Is Associated with Mortality Among Community-Dwelling Older Persons”. Psychosomatic Medicine: June 2009 – Volume 71 – Issue 5 – p 574-579. doi: 10.1097/PSY.0b013e3181a5a7c0.
  3. Patricia A. Boyle, PhD; Aron S. Buchman, MD; Lisa L. Barnes, PhD; et al David A. Bennett, MD. Effect of a Purpose in Life on Risk of Incident Alzheimer Disease and Mild Cognitive Impairment in Community-Dwelling Older Persons”. Arch Gen Psychiatry. 2010;67(3):304-310. doi:10.1001/archgenpsychiatry.2009.208.
  4. “Sans bras ni jambes, il traverse la Manche à la nage”. Le Monde Sport. Sept. 2010.
  5. David Santerre (Journal de Montréal). “Aveugle, il a atteint tous les sommets”. Canoe.ca. Oct. 2003.
  6. Los denominados productos casher son aquellos que cumplen con la cashrut, es decir, con las reglas de la religión judía que disponen lo que los judíos practicantes pueden comer. Normalmente son verificados por el rabino local o certificados por un sello internacional.


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