Son muchos los riesgos que entraña para la salud la contaminación: aumenta la probabilidad de enfermedades cardiovasculares o de cáncer, y además está ligada a numerosas enfermedades respiratorias, por ejemplo. Junto a estos peligros se confirma ahora que también aumenta en un 20% las probabilidades de padecer un ictus a corto plazo.
Estas son las conclusiones del informe(1) centrado en los efectos de la contaminación atmosférica debido a la combustión de los motores diésel. Aunque ya se sabía que este tipo de contaminación aumentaba el riesgo de ictus, hasta ahora sólo se habían demostrado sus efectos a largo plazo. Pero la nueva investigación señala que ese riesgo también es visible a corto plazo.
Para llegar a estas conclusiones se analizaron los casos de 2.742 pacientes que fueron ingresados con motivo de un ictus entre los años 2005 y 2014 en el Hospital del Mar (Barcelona), que luego se compararon con los niveles de contaminación atmosférica que se dieron en ese período de tiempo.
Descubrieron así que cuando había un aumento de contaminación por hollín (la sustancia que surge como consecuencia de la combustión de los motores diésel), aumentaba un 20% el riesgo de sufrir un ictus entre las siguientes 24 y 72 horas. Y es que estas partículas entran directamente en el organismo con cada respiración, generando una respuesta inflamatoria que aumenta el estrés oxidativo y altera el ritmo cardíaco, factores desencadenantes del ictus.
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