Los betabloqueantes y los inhibidores cálcicos provocan graves trastornos del estado de ánimo. Así lo asegura un grupo de investigadores que ha comparado los datos de pacientes no tratados con los de 144.066 personas que tomaban betabloqueantes, inhibidores de los canales cálcicos, diuréticos tiazídicos o antagonistas de la angiotensina(1).
Si bien entre los pacientes que tomaban diuréticos tiazídicos no se registró nada destacable, 299 de los pacientes que tomaban betabloqueantes debieron ser hospitalizados por depresión después de cerca de dos años de tratamiento.
Por su parte, los que tomaban inhibidores cálcicos presentaban el doble de riesgo de hospitalización que los pacientes que siguieron un tratamiento con antagonistas de la angiotensina.
Fuentes:
Artículos relacionados