El ejercicio físico de resistencia, como por ejemplo correr, nadar, esquiar o montar en bicicleta, así como el de intervalos de alta intensidad (HIT, por sus siglas en inglés), aumentan la actividad de la enzima telomerasa y, en consecuencia, alargan los telómeros (los extremos de los cromosomas).
La longitud de estos es un importante indicador del nivel de envejecimiento celular y de la capacidad de regeneración del organismo, así como en general de si existe un envejecimiento saludable.
En un reciente estudio llevado a cabo por un equipo de investigadores alemanes y publicado en el European Heart Journal(1) se analizaron los efectos de tres tipos de ejercicio (de resistencia, HIT y de fuerza) sobre el envejecimiento celular en un total de 124 participantes repartidos en tres grupos. Los investigadores extrajeron sangre de los participantes y analizaron la longitud de los telómeros y la actividad de la telomerasa presentes en los glóbulos blancos.
Los resultados demostraron que el ejercicio de resistencia y el de alta intensidad ralentizan e incluso revierten ese envejecimiento, lo cual no sucede con el entrenamiento de fuerza. En concreto, la actividad de la telomerasa se incrementó entre 2 y 3 veces, mientras que la longitud de los telómeros también aumentó significativamente en los grupos de entrenamiento de resistencia y alta intensidad, en comparación con el grupo del ejercicio de fuerza y el de control (que mantuvo su actividad habitual).
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