Un estudio de la Universidad de Chicago ha demostrado que la falta de sueño puede aumentar hasta un 45% los ganas de comer cosas poco saludables, especialmente galletas, caramelos y tentempiés salados.
Dormir menos de lo que se debe provoca irritación, nerviosismo y, al mismo tiempo, dificulta la concentración.
El cerebro se da cuenta de que no es capaz de hacer todo lo que le gustaría y, para compensar, busca excitantes: desde tabaco o alcohol a divertimentos como vídeos y contenidos chistosos en la televisión o las redes sociales. Pero por encima de todo lo que busca es glucosa (azúcar), su “gasolina”.
Ya sea por falta de tiempo o por demasiadas cosas que hacer, a veces se cree que se gana tiempo al privarse de una siesta o acostándose más tarde. Pero eso no es más que una ilusión. De esa forma lo único que se consigue es castigar al cuerpo y la mente adoptando malos hábitos.
Esta es solo una de las cuatro buenas razones que hoy quiero darle para dormir más, lo que le ayudará a reducir las ansias por comer y, si es el caso, a perder los kilos que le sobran.
Razón nº 1: Descansar bien disminuye la sensación de hambre
Al dormir, las hormonas del apetito se regulan. Bastan unas cuantas noches de sueño de mala calidad para que aumente el nivel de ghrelina, la hormona que desencadena la sensación de hambre.
Un gran estudio sobre el sueño realizado en Estados Unidos (el Wisconsin Sleep Cohort Study) demostró que las personas que solo duermen 5 horas cada noche tienen un 14,9% más de ghrelina que aquellas que duermen 8.
Pero la falta de sueño no solo explica esta diferencia en el nivel de hormonas, sino también en el aumento en el índice de masa corporal (IMC) y en el riesgo de obesidad en las personas que no duermen lo suficiente.
Al igual que la ghrelina produce hambre, otra hormona -la leptina- aumenta la sensación de saciedad.
Los participantes del Wisconsin Sleep Cohort Study que no dormían más de 5 horas tenían un 15,5% menos de leptina que los que dormían 8.
Es decir, que la falta de sueño no solo da hambre, sino que ralentiza la llegada de la sensación de saciedad. En otras palabras: dormir menos hace comer más, lo que lleva a ingerir más calorías y engordar. Y todo debido a los desajustes en la ghrelina y la leptina.
Cuando uno duerme bien se siente feliz y lleno de energía, y se muestra dispuesto a enfrentar desafíos, superar pruebas y emprender.
La falta de sueño, por el contrario, provoca mal humor y ansiedad, y le desarma por completo en el combate contra las tentaciones y los malos hábitos alimentarios.
En definitiva, le faltará fuerza de voluntad y motivación para renunciar a cualquier galleta, caramelo, pastel o dulce que le pase por delante.
También buscará placer en el azúcar, para compensar la frustración de una mala noche. Eso es lo que está detrás de la cucharada de azúcar de más (que en ningún caso necesita) en el café, el yogurt o la macedonia.
Y asimismo le costará renunciar a ese paquete de patatas fritas que guarda en la alacena.
Incluso, aunque por supuesto todo depende de sus hábitos, puede que termine sucumbiendo ante la comida rápida o precocinada, al sentirse demasiado cansado como para cocinar. También le costará más renunciar al postre, y todo ello debido a la falta de voluntad que provoca la falta de sueño.
Como le comenté al comenzar este texto, el estudio desarrollado en el Centro de investigaciones clínicas de la Universidad de Chicago ha demostrado que la falta de sueño aumenta las ganas de comer dulces y galletas saladas y alimentos ricos en grasas.
El estudio, publicado en la revista Sleep, ha probado que las personas que duermen menos de lo que deberían comen, sin siquiera darse cuenta de ello, 300 calorías diarias más que el resto -principalmente a causa del picoteo de la denominada “comida basura”-.
El problema lo causa la falta de concentración: cuando se está cansado, uno se disipa más fácilmente e interrumpe sus tareas con mayor frecuencia. Y es durante esas pausas frecuentes cuando se tiende a buscar un “pequeño bocado” lleno de calorías.
Lo primero que debe hacer es seguir estos sencillos consejos para tratar de conseguir una mejor calidad del sueño:
Aquí tiene la tisana que le aconsejaba su abuela a uno de nuestros expertos de Salud, Nutrición y Bienestar. Me ha parecido tan fascinante que he querido compartirla con usted: (1)
En un litro de agua añada un puñado de la mezcla de estas plantas. Hiérvalo durante 5 minutos con el fuego bajo y en una olla tapada. Después, cuele la infusión.
Beba una taza por la mañana y otra antes de acostarse o un tazón grande solo por la noche, más o menos una hora después de la cena y una hora antes de acostarse. Doble estas dosis en períodos de gran nerviosismo. (1)
Ya lo sabe: la clave para dejar de picar entre horas reside en un buen descanso. Y para empezar a dormir mejor bastará con que ponga en marcha estas sencillas medidas que acaba de leer. Le animo a que haga la prueba; ¡estoy seguro de que notará la diferencia!
Fuentes:
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