Las plaquetas desempeñan un papel vital en el organismo, ya que son las responsables de frenar el sangrado cuando se produce una herida. El problema surge cuando nos encontramos ante plaquetas “hiperactivas” que contribuyen a la formación de coágulos sanguíneos, lo que puede ocasionar importantes problemas cardíacos (angina, infarto, etc.).
Ya existen medicamentos antiplaquetarios que evitan que esto ocurra y previenen posibles accidentes tromboembólicos (infarto e ictus), pero sus efectos anticoagulantes se mantienen durante demasiado tiempo, lo que puede derivar en graves complicaciones. Por ejemplo, si el paciente ha sufrido una herida importante y no se puede detener la hemorragia o si se somete a una cirugía de urgencia.
Pero ahora un grupo de investigadores(1) ha optado por otra vía y ha conseguido modificar las plaquetas para que pierdan parte de su capacidad adherente y agregante. Además, al inyectar esas plaquetas en el torrente sanguíneo, consiguen el mismo efecto en el resto de plaquetas presentes en el organismo, lo que evita el riesgo de coagulación.
Fuentes:
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