El número de fallecidos tras un infarto agudo de miocardio aumenta en los meses más fríos del año. En concreto, en los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero muere el 10% de los pacientes ingresados por esta causa, mientras que en agosto se registra el mínimo de todo el año, un 7,8%.
Así lo refleja un estudio(1) que analizó los casi 10.000 ingresos por infarto agudo de miocardio que tuvieron lugar entre los años 2001 y 2015 en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Cantabria.
Los investigadores evaluaron la relación entre la temperatura aparente -un índice biometereológico que tiene en cuenta la temperatura del aire, la humedad y la velocidad en viento- y los principales contaminantes atmosféricos con los ingresos por infarto. Una vez comprobada su importancia, determinaron que la temperatura aparente puede convertirse en una buena herramienta de prevención.
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