¡Los abrazos son el mejor medicamento! Siempre funcionan, no tienen efectos secundarios ni riesgo de sobredosis y además son gratuitos. Analizamos todos sus beneficios, confirmados por la ciencia.
Hay un “medicamento” que siempre funciona, no tiene efectos secundarios ni riesgo de sobredosis y además es gratuito. ¡Ah! Y la misma persona que lo recibe puede “administrarlo” a quien lo necesite.
Estamos hablando de los abrazos.
El poder que ofrece este simple gesto es incuestionable. ¡Hasta existe un Día Mundial del Abrazo! Celebrado cada 21 de enero desde 1986, la idea surgió de un estadounidense que lamentaba las pocas muestras de afecto que veía en público o entre los miembros de una familia. Así que propuso un día para demostrar la importancia de algo que a todo el mundo gusta: dar y recibir abrazos.
Y, ojo, porque la ciencia también ha confirmado lo importante que es este gesto. ¡Incluso para la salud!
Analgésico, antihipertensivo, inmunitario…
Un abrazo siempre sienta bien. Tanto cuando lo damos, conscientes de que con ese gesto mostramos nuestro apoyo, como cuando lo recibimos. Y lo cierto es que hay una razón científica para este efecto. Casi química, en realidad, pues tiene que ver con la liberación de oxitocinas.
Esta hormona también se conoce como “de la felicidad” porque cuando el cerebro da la orden de liberarla nos sentimos bien. Y es por eso que estamos pletóricos después de hacer ejercicio, practicar sexo o comer nuestro plato favorito, pues durante esas actividades el cerebro ha estado segregando oxitocina a raudales.
Además, cuanta más oxitocina se libere más disminuirán los niveles de cortisol y de adrenalina, que tienen justo el efecto contrario. De hecho, a estas hormonas se las conoce como “del estrés”.
Pues bien, con los abrazos también se produce una liberación de oxitocinas, si bien existen algunas condiciones en cuanto a la “dosis” efectiva. Así, aunque la duración media de un abrazo suele ser de 3 segundos, solo es a partir de los 8 segundos que se obtiene un efecto terapéutico, ya sea sobre el cuerpo o la mente. Aunque para obtener el máximo de su potencial lo mejor es que dure 20 segundos.
Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) en el que se comparó la cantidad de abrazos que recibieron 59 mujeres durante tres meses comprobó que las que habían recibido más tenían un nivel más alto de oxitocinas. Y ese efecto no solo repercutió en un mayor bienestar en general, sino también en la bajada de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que reducía el riesgo de hipertensión. (1)
¡Pero ese no es su único efecto físico! También se ha demostrado que los abrazos favorecen el sistema inmunitario, mejoran la capacidad de memoria, ayudan a mitigar los trastornos de sueño como el insomnio ¡e incluso retrasan el envejecimiento natural del cuerpo! (2)
¿Cómo es el abrazo perfecto?
Diversas investigaciones han señalado que, para liberar la cantidad de oxitocina necesaria para aumentar el bienestar, se necesitan entre 8 y 12 abrazos diarios. Y da igual si los damos o los recibimos, el efecto sería el mismo. (3)
Eso sí, debe ser un abrazo intenso, en el que los cuerpos de las dos personas están en contacto para dejar clara esa intención de mostrar o recibir apoyo. Al hacer esto el abrazo se convierte en un verdadero analgésico capaz de mitigar el dolor. No solo el psicológico, sino también el físico, ya que activa circuitos cerebrales que disminuyen las señales de dolor allí donde se ha producido algún golpe o lesión.
Esta sería la explicación de por qué a un niño que se ha hecho daño al caerse deja de dolerle tan pronto como sus padres corren a abrazarlo.
Aunque los abrazos no están “indicados” solo para los niños…
La confirmación de que somos seres sociales
Un estudio de la Universidad de Harvard, el más largo que se ha realizado sobre la felicidad (comenzó en 1938 y continúa a día de hoy), señala que uno de los mayores predictores de la felicidad es la calidad de vínculos que tenga una persona. (4)
Y en este sentido una de las maneras más directas de mostrar aprecio es a través del contacto físico en general. Así, aunque los abrazos serían más efectivos, ya que el contacto es más cercano y duradero, una sencilla caricia también ofrece beneficios.
Además, sus efectos son tan potentes que incluso se experimentan de manera inconsciente. Por ejemplo, se sabe que los bebés prematuros que no reciben caricias regularmente crecen mucho menos. (5)
Y estudios realizados en Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial concluyeron que los bebés de menos de un año depositados en orfanatos tenían casi el 100% de probabilidades de morir. ¿La causa? Una ausencia total de contacto físico por parte de sus padres. (6)
Y, en el caso de los adultos, se sabe que hay más rupturas entre aquellas parejas donde uno de los dos miembros no expresa ningún tipo de afecto físico.
Como ve, los abrazos son la mejor receta para ser feliz y tener buena salud. Ya lo dijo la psicoterapeuta Virginia Satir, especializada en terapia familiar: “Se necesitan 4 abrazos al día para sobrevivir, 8 para mantenernos fuertes y 12 para seguir creciendo”. (7)
Así que no lo dude y “tome” muchos abrazos, además de “recetarlos”. ¡No hay mejor tratamiento para una vida plena!
1. “Un mínimo de 20 segundos de abrazo”. Respiravida.net.
2. “El poder de los abrazos: efectos físicos y psicológicos”. Siquia.com
3. “Cómo afectan los abrazos al cerebro”. Piscoveritas.com
4. www.adultdevelopmentstudy.org/
5. Field, Tiffany. “Preterm infant massage therapy studies: an American approach”. Semin Neonatol. 2002.
6. Touching: The human significance of the skin second edition. Archive.org
7. Virginia Satir: “Ejercicios para la comunicación humana”. Editorial Pax.
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