El consumo prolongado de aceite de girasol afecta al hígado, hasta el punto de que puede desarrollarse una esteatosis hepática (hígado graso) no alcohólica, enfermedad por la que se inflama la grasa del hígado y que puede derivar en una cirrosis hepática o incluso en cáncer de hígado.
Estas son las conclusiones de un estudio que ha querido comparar las diferentes consecuencias para el hígado que tiene tomar aceite de oliva virgen, de girasol o de pescado de forma habitual.
Los resultados, en base a varios experimentos realizados en ratones, señalan que el tipo de grasa que se va acumulando en el hígado a medida que se envejece difiere mucho según haya sido la alimentación que se ha seguido a lo largo de toda la vida. Y de los tres tipos de grasas (aceites) que se han estudiado, el de oliva virgen, de girasol y de pescado, la que mejores resultados ofrece a la hora de mantener el hígado en buena salud, es el aceite de oliva virgen.
Por su parte, el aceite de girasol puede provocar fibrosis y alteraciones en la estructura del hígado, mientras que tanto el aceite de pescado como el de girasol contribuyen a un mayor grado de oxidación, lo que se relaciona directamente con un mayor envejecimiento. A la vista de estos resultados el aceite de oliva virgen sigue siendo la mejor opción dentro de la alimentación para mantener una buena salud.
Fuente: José Luis Quiles. Universidad de Granada. Mechanisms in Ageing and Development.
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