En un momento en el que las «carnes artificiales» están en pleno auge, un reciente estudio apunta a un nutriente muy beneficioso para la salud, pero que solo se encuentra en la carne de verdad.
En los últimos años Bill Gates ha dejado de lado la informática para convertirse en adalid de la carne fabricada en laboratorio.
Hasta el punto de que ha asegurado que, para acabar con los problemas derivados de la actual industria agroalimentaria (falta de recursos, calentamiento global…), los habitantes de los países industrializados solo deben comer carne sintética. (1)
Lo cierto es que ya existe una gran variedad de “carne” artificial. Productos que imitan la forma o incluso el sabor de la carne, pero en cuya elaboración no ha intervenido ningún animal.
Las primeras en llegar fueron las “carnes vegetales”. Elaboradas con soja, tofu, tempeh o seitán, su éxito fue tal que actualmente pueden encontrarse en la mayoría de supermercados.
Aunque hay que decir que, en estos casos, aun no siendo “carne” propiamente dicha, están elaboradas a base de productos naturales.
La cosa cambia con las carnes cultivadas por bioingeniería, como es el caso de la Beyond Meat que elabora la empresa de Bill Gates del mismo nombre. (2)
En lugar de en los pastos o en las granjas, estas y otras carnes sintéticas se “cultivan” en recintos estériles y son un combinado de células animales, líquidos nutritivos y factores de crecimiento.
A través de pruebas en laboratorio estas células proliferan y forman músculos artificiales que dan lugar a filetes, albóndigas, chuletas… Lo que desee el consumidor.
¡Tecnología al servicio de la ecología!
¿O tal vez no?
Porque no podemos olvidar que muchas de las fábricas en las que se elabora este tipo de carne también son muy contaminantes. O que los productos que salen de ellas están inflados con hormonas de crecimiento.
Así que no sería extraño que, de aquí a unos años, se publicaran estudios alertando de los riesgos que entraña el consumo de esa carne falsa.
Pero esta no es la única novedad que ha llegado de la industria cárnica. De hecho, un nutriente presente en la carne de verdad ha acaparado el interés de la investigación científica, y no precisamente por sus riesgos para la salud.
Investigadores de la Universidad de Chicago han puesto el punto de mira en el ácido transvaccénico, nutriente presente sobre todo en los músculos de los rumiantes. (3)
Los responsables del estudio querían averiguar qué nutrientes tienen más efectos sobre el sistema inmunológico. Y para ello revisaron 255 moléculas que circulan por la sangre del cuerpo humano, entre las que se encontraba ese ácido.
Sin embargo, el cuerpo humano no puede producirlo por sí solo. Solo lo obtiene tras consumir carne de res o de cordero y, una vez dentro del organismo, almacena el 20% para realizar diversos procesos metabólicos, mientras que el 80% restante continúa circulando por la sangre.
Fue ese alto porcentaje el que llamó la atención de los investigadores, que quisieron analizar si ese nutriente afectaba de algún modo al resto del cuerpo. Y fue toda una sorpresa la que se llevaron.
Resulta que el ácido transvaccénico es uno de los nutrientes más influyentes en el sistema de defensa del cuerpo.
¡Hasta el punto de que ayuda a combatir el cáncer!
Este efecto se debe a que el ácido transvaccénico activa los linfocitos T CD8+, un tipo de célula inmunitaria tan potente que puede destruir las células cancerosas e incluso reducir los tumores que ya se han formado. (4)
Para confirmar este efecto los investigadores realizaron varios ensayos in vivo con células humanas, además de en ratones. De este modo observaron que los roedores con tumores que seguían una dieta enriquecida con ácido transvaccénico podían combatir mejor la enfermedad, ya que ese nutriente interviene en el ciclo de vida celular.
De hecho, ensayos posteriores confirmaron que los enfermos de cáncer que tienen un nivel más alto de ácido transvaccénico responden mejor a los tratamientos -intensivos- de inmunoterapia.
A tenor de los resultados obtenidos, algunos pensarán que este estudio echa por tierra la literatura científica que se había centrado en los riesgos de la carne y recomendaba reducir su consumo.
Pero lo cierto es que comparte esa misma idea.
Tal es el caso, que los responsables de esta reciente investigación han sugerido realizar más estudios para desarrollar suplementos nutricionales con ácido transvaccénico.
Y es que, a diferencia de lo que ocurre con las acrilamidas o las nitrosaminas (entre muchos otras sustancias presentes en la carne que son dañinas para la salud), el transvaccénico es el único nutriente que interesa.
Especialmente a la hora de prevenir el cáncer o para reforzar los tratamientos anticancerígenos.
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