El agua con gas (o carbonatada) podría tener un leve efecto a la hora de controlar e incluso perder peso, ya que favorece la absorción y el metabolismo de la glucosa en sangre. Esta ha sido la conclusión de un estudio observacional en el que se exploraron los efectos del agua con gas sobre el metabolismo. Parte de la idea de que ofrece un efecto saciante, lo que ayuda a controlar los impulsos del apetito.
Para ello se comparó el proceso que tiene lugar dentro del cuerpo cuando se bebe agua carbonatada con el de la hemodiálisis (en este proceso el dióxido de carbono se convierte en bicarbonato en el organismo, lo que acelera la absorción de glucosa). Y se observó que, efectivamente, al beber agua con gas se obtiene el mismo efecto, pues ayuda a reducir el nivel de glucosa.
Ahora bien, los responsables han señalado que se trata de un efecto leve, por lo que esta práctica no debe considerarse como una solución única a la hora de controlar el peso e incluso perder los kilos de más. Sería más adecuado un enfoque integral que incluya dieta equilibrada y ejercicio regular. Sobre todo si tenemos en cuenta que en algunas personas beber agua carbonatada en exceso, y a largo plazo, puede causar hinchazón y gases, además de agravar ciertos trastornos. De ahí que la moderación sea clave para beneficiarse de las propiedades metabólicas del agua con gas, pero evitando los efectos secundarios.
Ya sea con o sin gas, hay que beber agua a diario… ¡Y en las cantidades adecuadas! Lo bueno es que el cuerpo, que es muy sabio, nos avisa de cuándo necesitamos beber más agua. ¿Cómo? A través de las 10 señales de las que aquí le hablamos.
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