Pronto llegará el 23 de junio y, con él, la “noche de San Juan”.
Pocos días se prestan tanto a la celebración de lo fantástico y lo paranormal como ese. Y es que esa noche se festeja el solsticio de verano. Por eso hoy quiero acercarle una tradición a base de plantas medicinales propia de esta fecha y que todavía pervive en nuestros días en ciertos lugares.
Si desea ponerla en práctica, solo necesitará las conocidas como “hierbas de San Juan” y un barreño con agua, como está a punto de ver. La tradición asegura que, lavándose la cara con esa agua al alba, tras haberla dejado toda la noche a la intemperie, alejará los malos espíritus y las dolencias, ayudando además a preservar la belleza y la juventud.
Pero, antes de nada, permítame profundizar un poco más en la historia y la magia de la que se supone que es la noche más corta del año.
En realidad el 23 de junio no se corresponde exactamente con el solsticio de verano (es decir, con el día con más horas de luz de todo el año), que tiene lugar en torno al día 21. Sin embargo, la celebración pagana se ha mantenido en la fecha establecida por el calendario gregoriano.
El comienzo del verano (en el hemisferio norte; en el sur es el solsticio contrario) ha sido desde los albores de la Humanidad una fecha señalada y festejada por su vinculación con la fertilidad, la agricultura, el calor estival y la duración de los días y las noches.
Precisamente por ello en muchos lugares la tradición pasa por encender grandes hogueras con las que se ilumina la noche, extendiendo más allá de sus propios límites el día más largo del año y dando “más fuerza al sol”.
Pero también existen otras tradiciones ancestrales, como por ejemplo las que tienen a las plantas medicinales como protagonistas, que han sobrevivido al paso de los siglos en muchas zonas, entre ellas Galicia.
El nexo de unión entre todos esos ritos y prácticas propios de la noche de San Juan son las creencias acerca de la oscuridad, la brujería y la salud del cuerpo y el alma en las que se basan.
Y es que en todos ellos fantasía y realidad se dan la mano y se funden, con el fuego de las “cacharelas” (hogueras) como telón de fondo, para espantar “meigas” (brujas), “trasnos” (duendes), “males de ollo” (males de ojo) y, en definitiva, cualquier mal augurio que uno necesite quitarse de encima.
Pero el poder curativo de las plantas también tiene su lugar en esta noche de purificación del cuerpo y el espíritu, utilizándose en ese caso para proteger tanto la salud como la belleza.
Y entre los diferentes ritos con plantas que esa noche se celebran a lo largo y ancho del territorio gallego el más famoso es el de preparar el “cacho”, que consiste en un barreño con agua y con las conocidas como “herbas de San Xoán” (hierbas de San Juan). Este se deja al rocío toda la noche y, la mañana siguiente, toda la familia debe lavarse la cara en él.
La selección de plantas que se incluyen evoca a su vez otras tradiciones propias de países europeos de la vertiente atlántica, como por ejemplo la “Midsummer’s Eve” o “herbs night” británica, en la que también es típico recoger una serie de “hierbas mágicas” durante la madrugada.
Y es que, según la creencia popular, esa noche las propiedades curativas de las plantas aumentan por influencia de la magia, al tiempo que la fuerza del rocío potencia sus virtudes.
Precisamente por eso las plantas del “cacho” deben dejarse a la intemperie durante toda la madrugada.
Según la tradición deben ser las mujeres las que recojan las hierbas y las pongan a remojo en agua que hayan traído de 7 fuentes. Y, como ya imaginará, tampoco vale cualquier planta. Las 7 hierbas clásicas recogidas por la tradición popular son las siguientes:
Se cree que esta planta, de amplio uso culinario, espanta a los malos espíritus y al mal de ojo, e incluso se dice que llevar una ramita en el zapato izquierdo mantiene lejos a las cucarachas.
No obstante, en el plano medicinal está demostrado que es muy efectiva contra las inflamaciones, las malas digestiones (posee propiedades diuréticas y digestivas) y el asma. Asimismo, resulta muy útil para los lavados de ojos en caso de inflamación ocular y también ayudaría a aumentar la secreción de la leche materna. (1) (2)
Otra de las 7 hierbas básicas que hay que incluir en el “agua de San Juan”. Muy venenosa, es uno de los antiparásitos naturales más efectivos que existen en la naturaleza, por lo que antaño era muy utilizada contra las tenias. Asimismo, tradicionalmente también se usaba contra las afecciones del bazo.
La leyenda asegura que esta planta florece solo durante la noche del 23 de junio, justo a medianoche, y que la mañana siguiente vuelve a su forma habitual. Esas flores servirían para realizar hechizos. Además, también se creía que las brujas utilizaban las semillas del helecho para volver a la gente invisible.
Planta sagrada para los celtas, se trata de una especie tóxica para el ganado pero indispensable en todo “cacho” que se precie, dado que desde siempre se la ha considerado muy útil para “barrer” los malos espíritus. Y lo de barrer tiene su razón de ser, ya que precisamente esta planta se utilizaba para fabricar escobas con las que se barría el interior de las casas creyendo que así se purificaban y protegían.
Tiene un olor similar a la miel y se le atribuyen propiedades purgantes, diuréticas y tónicas para el corazón. Incluso ha sido usada para tratar tumores. (3)
Los curanderos llevan toda la vida usando el hipérico o hierba de San Juan como cicatrizante y antiséptico, si bien hoy la ciencia ya ha demostrado sus potentes efectos antivirales y antibacterianos, astringentes, diuréticos y antidepresivos. (4)(5)(6)
La creencia popular también sugiere que quemándolo dentro de casa se espanta a los demonios. Y, aunque la planta se encuentra en pleno crecimiento en esta festividad, antiguamente se creía que sus hojas segregaban un aceite rojo a finales de agosto -precisamente cuando San Juan Bautista fue decapitado-, y que las brujas esperaban a ese momento para utilizarla.
Gracias a su contenido en mucílagos calmantes, esta planta posee una gran capacidad curativa ante casos de bronquitis, resfriados y tos. (7) (8)
Ese mismo efecto suavizante actúa en caso necesario sobre las mucosas digestivas, por lo que la malva también resulta útil ante trastornos digestivos y favorece el tránsito intestinal. Y asimismo es muy eficaz en caso de quemaduras, inflamaciones cutáneas y picaduras de insectos, al igual que ante problemas de nervios o ansiedad. (9) (10) (11)
Esta especia aromática tan utilizada en cocina sigue usándose hoy en día como remedio natural eficaz contra la bronquitis y el asma, los dolores de garganta, el reumatismo, la artritis y los trastornos del sistema circulatorio. Posee virtudes cicatrizantes, tónicas y estimulantes, por lo que también resulta muy útil contra el desánimo y la depresión, e incluso hace crecer el pelo. (12) (13) (14)
Según la creencia popular, es la planta que mejor purifica y protege los hogares, por lo que antiguamente se quemaba cuando había enfermos en casa. Además, se creía que oler su madera hacía preservar la juventud.
También conocida como verbena olorosa, es muy digestiva, por lo que resulta muy eficaz contra los dolores de estómago y los gases, aunque también en caso de dolor de cabeza.
Aporta un olor fantástico a la mezcla de las hierbas de San Juan. Se decía que nunca podía faltar en el barreño si una mujer joven deseaba encontrar marido, ya que es la planta de los ritos y hechizos amorosos por excelencia.
Y, como curiosidad, sepa que se cree que fue la costumbre de utilizar esta planta durante las celebraciones de esta noche la que terminó dando el nombre de verbena a la celebración de cualquier fiesta popular. (15)
Hasta aquí las 7 plantas más conocidas y todavía más usadas en la elaboración del “agua de San Juan”. No obstante, según la zona alguna tiende a sustituirse, por ejemplo, por rosa silvestre (Rosa canina), que además de su intenso aroma aporta propiedades tónicas y astringentes para la piel. O por tomillo (Thymus vulgaris), por ruda (Ruta graveolens), artemisa (Artemisia vulgaris), laurel (Laurus nobilis), orégano (Origanum vulgare), marcela (Achyrocline satureioides), vid blanca (Vitis vinifera)… Y también por hojas de nogal (Juglans regia), de roble (Quercus robur) o de higuera (Ficus carica), considerados tres árboles sagrados para los celtas.
Hay quien recomienda tapar con cardos o zarzamoras el barreño para protegerlo de los malos espíritus o meter en su interior monedas y dejarlo así toda la noche.
La mañana siguiente, nada más levantarse (a ser posible antes del amanecer o justo con los primeros rayos de sol y antes de mirarse en el espejo), hay que lavarse con esa agua. Puede ser solo la cara o todo el cuerpo, como se prefiera.
Es especialmente importante que cumplan con esta tradición los niños de la casa, ya que se cree que el “agua de San Juan” posee propiedades preventivas (contra las afecciones cutáneas, por ejemplo), cosméticas (aporta belleza y buen color y rejuvenece la piel) y también mágicas (limpia las envidias y los malos augurios).
En cualquier caso, una vez terminada la festividad, el manojo de hierbas ¡no se tira! Hay que dejarlo secar durante varios días para poder utilizarlo después en diferentes remedios medicinales caseros.
Por ejemplo, al igual que la hierba luisa, la ruda y la marcela son útiles contra los dolores abdominales. Y las hojas del nogal, de efectos astringentes y vermífugos, se incluyen en un remedio para sanar las llagas. El romero, por su parte, es bueno contra los reumatismos, los nervios y los resfriados, y asimismo si se calienta con vino sirve para aliviar los dolores de garganta y de estómago. Utilizado con ajo, el laurel también resulta útil contra los reumatismos, mientras que el hipérico sirve para limpiar las caras con granos y el tomillo es un buen remedio contra la caída del pelo.
Entonces, ¿se anima a recolectar sus 7 plantas para la noche de San Juan de este año? ¡Seguro que la salud y la buena suerte le acompañarán en los próximos meses!
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Lo resumo en dos palabras: FAN-TÁSTICO!!!