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Algas: un superalimento de más de 8.000 años

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Según una reciente investigación, las algas ya se consumían ¡hace 8.000 años! Y por todos los beneficios que ofrecen para la salud no es de extrañar que tanto gustaran a nuestros antepasados prehistóricos…

Hoy son consideradas un alimento excepcionalmente beneficioso por su riqueza en nutrientes, pero lo cierto es que las algas ya eran conocidas por sus propiedades saludables ¡hace 8.000 años!

Así lo ha asegurado un equipo internacional de arqueólogos, entre los que se incluyen investigadores españoles de la Facultad de Biociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona. (1)

Estos expertos analizaron restos de ADN obtenidos de 74 piezas dentales de distintos individuos, pertenecientes a 28 yacimientos arqueológicos distribuidos por toda Europa. Y los datos obtenidos han revelado que hace 8.000 años ya existía “un consumo generalizado de algas y plantas acuáticas en toda Europa”.

En concreto, se han hallado pruebas del consumo de algas rojas, verdes o marrones, así como de plantas acuáticas de agua dulce y de kale (una variedad de col rizada repleta de estos beneficios).

Algas, ¿un “nuevo” superalimento?

Según las pruebas obtenidas, esto significa que ya en el periodo Mesolítico (el inicio de la conocida como “Edad de Piedra”) las algas no solo se utilizaban como abono o combustible. También se consumían como alimento y, además, con frecuencia.

De hecho, a tenor de otros restos arqueológicos hallados, ese consumo de algas continuó en el Neolítico, período caracterizado por la introducción de la agricultura. Es decir, que en la época en la que nuestros ancestros prehistóricos abandonaron el estilo de vida de los cazadores-recolectores, pues podían alimentarse con lo que cultivaban en sus asentamientos, siguieron recolectando y comiendo algas.

Como ve, ya conocían el potencial como “superalimento” de las algas. ¡Y razón no les faltaba!

La literatura científica ha confirmado que las algas son ricas en:

  • Vitaminas A, B, C, E y K.
  • Fibras de alta calidad, además de aminoácidos y proteínas.
  • Elementos esenciales para la salud como el magnesio, el hierro, el calcio, el fósforo y el yodo, entre muchos otros.
  • Ácidos grasos omega 3 EPA (eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico), además de omega 6, de efectos cardioprotectores.

Y, además de todo esto, aportan pocas calorías.

Las algas no han dejado de estar de moda

Existe constancia del interés por las algas a lo largo de toda la Historia. En el siglo X Plinio el Viejo, el célebre historiador romano, mencionaba la col rizada como un remedio para que los marineros hicieran frente al escorbuto (una enfermedad causada por un déficit grave de vitamina C).

En el siglo XVIII, en épocas de hambruna, se recurría a las algas por su alto valor nutricional. Y en Asia alcanzaron un gran valor en el mercado, ya que en Europa era un bien muy preciado y escaso.

En definitiva, la riqueza nutricional de las algas no ha pasado desapercibida a lo largo de los siglos. Sin embargo, en los últimos tiempos su consumo había desaparecido prácticamente de la dieta, a excepción de los países orientales.

De hecho, el nuevo interés de este viejo conocido de la alimentación procede precisamente de esos países, donde se consumen hasta 145 especies diferentes.

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Aunque se estima que existen ¡más de 10.000 tipos de algas!

Atención con ciertas algas

Por todo lo que le hemos indicado, queda claro que el sobrenombre de “superalimento” es más que válido para las algas. Aunque hay que decir que este término está siendo cada vez más cuestionado, precisamente por lo mucho que se abusa de él, y se recomienda hablar de “alimento rico en nutrientes”.

Ahora bien, con las algas también hay que tener en cuenta otro factor que no es precisamente positivo para la salud.

Y es que, debido a su alta concentración en polisacáridos, las algas tienen la capacidad de absorber todo lo que las rodean.

En teoría esto es algo bueno, pues permite que se empapen de todas las sustancias beneficiosas que hay en el mar. El problema es que a día de hoy los mares y océanos son un caldo de tóxicos por la cantidad de metales pesados que hay en ellos; sustancias peligrosas para la salud que acaban en las algas y, de ahí, en las personas que las consumen.

Por ello, si quiere beneficiarse de este alimento tan nutritivo, es esencial que confirme la procedencia del mismo. Y si no queda claro que provienen de piscifactorías en las que se sigue un riguroso control de calidad, es muy probable que además de los nutrientes indicados también contengan plomo, arsénico, mercurio o cadmio, entre otros metales pesados.

Aunque existe una buena noticia…

¡Así puede eliminar los metales pesados de su organismo!

Ya sea a través del agua, la alimentación o el propio aire que respiramos, los metales pesados entran en el organismo y se acaban acumulando en el cerebro, los pulmones, los riñones, etc. Y esto tiene unas consecuencias catastróficas para la salud.

Pero existen medidas que pueden ayudar a expulsar esas sustancias tan dañinas. Y en este vídeo que hemos grabado, y que puede ver aquí en nuestro canal de YouTube, le explicamos cómo puede llevarlas a cabo.

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Fuentes

  1. Buckley, S., Hardy, K., Hallgren et al.: “Human consumption of seaweed and freshwater aquatic plants in ancient Europe. Nature Communications. 2023.

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