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¿De verdad no hay alternativas a los pesticidas?

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El Parlamento Europeo ha rechazado el nuevo Reglamento de la Unión Europea para reducir a la mitad -para el año 20230- el uso de pesticidas. Su principal argumento es que no hay suficientes alternativas a los pesticidas pero, ¿es realmente así?

La salud de las personas sigue estando por detrás de los intereses económicos. Esta es la terrible conclusión que puede desprenderse de la votación que ha tenido lugar en el Parlamento Europeo hace unos días.

En ella se decidía el futuro del nuevo Reglamento de la Unión Europea (UE) sobre el uso sostenible de productos fitosanitarios. Y el principal objetivo de esta ordenanza era que para el año 2030 se hubiera reducido a la mitad el uso de pesticidas. (1)

Sin embargo, la propuesta destinada a disminuir la huella ambiental del sistema alimentario de la UE ha sido tumbada. Y entre los argumentos esgrimidos por quienes la han rechazado (299 votos en contra) se ha señalado el hecho de que ese recorte afectaría negativamente a los agricultores.

Esta decisión tomada podría muy bien resumirse con el siguiente resultado: Salud 0 – Economía 1.

¿Qué más hace falta para eliminar unas sustancias tan dañinas?

Esto es lo que nos preguntamos cada día que se publica un nuevo estudio sobre los efectos de los disruptores endocrinos, que son sustancias químicas presentes en numerosos productos cotidianos (entre ellos, los pesticidas empleados en la agricultura intensiva) capaces de imitar la acción de nuestras hormonas. Y ya son muchas las investigaciones que han confirmado lo peligrosos que son para la salud.

Hoy sabemos que estas sustancias químicas disminuyen el nivel de espermatozoides al tiempo que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de mama o de testículos.

Dentro del organismo, los disruptores endocrinos comprometen el equilibrio hormonal de la mujer embarazada (y también del feto a través de la placenta), lo que afecta al desarrollo de su sistema sexual, nervioso e inmunológico. Y prueba de este efecto lo encontramos en que el esperma de los jóvenes es cada vez más pobre y los casos de esterilidad no dejan de crecer.

Son muchos los que ven esta situación como un reclamo de la propia Naturaleza. Que la Madre Natura, consciente de la cantidad de enemigos que el ser humano ha creado y la está dañando, impide que esa Humanidad siga reproduciéndose.

Y es que el enemigo está en todas partes: DDT (diclorodifeniltricloroetano, un potente insecticida químico) acumulado en los tejidos por su contacto a través del aire y el agua; plásticos que envuelven alimentos y acaban en el organismo… Todo ello tiene consecuencias, incluso si las dosis son mínimas.

Aunque lo peor es constatar, a raíz de la votación que ha tenido lugar en el Parlamento Europeo, que los problemas derivados de estos químicos no importan nada al lado de los intereses económicos de la industria agrícola.

Es necesario un cambio de mentalidad

La Comisión de Medio Ambiente de la UE, que apoyaba al que iba a ser el nuevo Reglamento sobre el uso sostenible de productos fitosanitarios, ponía el acento sobre la importancia de proteger la salud. Tanto de las personas como del propio planeta.

Por el contrario, de lo que alertaba la Comisión de Agricultura era que “aún no hay suficientes alternativas a los plaguicidas químicos”. Y, por ello, debía seguir apostándose por los pesticidas.

Ahora bien, ¿realmente no hay alternativas?

Si lo que se quiere es seguir con la superproducción y explotación masiva de los cultivos, evidentemente, parece que no hay más opción que seguir optando por los pesticidas.

Pero si lo que realmente queremos es reducir el impacto sobre el medioambiente y la salud de las personas de estas sustancias químicas, sí hay estrategias que pueden aplicarse.

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De hecho, son las que se llevan empleando desde el origen de la agricultura y a día de hoy siguen siendo eficaces. Y, como leerá a continuación, existen infinidad de opciones.

Alternativas ecológicas a los pesticidas

Existen plantas que actúan como auténticos repelentes de los depredadores naturales (parásitos, mosquitos, hongos…) que se ceban con los cultivos. Por ejemplo, en caso de plaga de pulgones interesa la madreselva, la menta o la ortiga, ya que el olor que desprenden molesta a estos insectos. Y, por ello, una buena idea es cercar el cultivo con estas plantas aromáticas.

La mosca blanca es otro insecto que conviene tener bien controlado. Sobre todo si se cultivan tomates, calabazas o pepinos, que son sus manjares preferidos. Para ello, puede plantar tagete o albahaca, que actúan como repelentes. Y también interesa la caléndula, en este caso porque su olor y color atrae a los mosquitos, que de este modo se alejan del huerto.

Otra planta que hay que tener muy en cuenta es la ruda. Se trata de una de las especies más efectivas en el manejo de las plagas de pulgones, pero también de ácaros, babosas, mosca blanca e, incluso, ahuyenta a depredadores más grandes como por ejemplo gatos.

Asimismo, junto a las plantas repelentes, interesan aquellas variedades que atraen a los polinizadores, los cuales son esenciales para el cultivo. Por ejemplo, puede apostar por la albahaca, el romero, el tomillo, la lavanda, el cilantro o el perejil. Además, muchas de estas especies actúan al mismo tiempo como repelentes de plagas y como atrayentes de esos insectos beneficiosos para el huerto, por lo que es imposible fallar con ellas.

Y, por último, estas dos estrategias pueden terminar de ayudarle a sacar el máximo partido a los huertos ecológicos:

– La asociación de cultivos. Consiste en combinar los cultivos que se van a plantar al mismo tiempo y en el mismo terreno, pues conviene que sean lo más diferentes posibles. No solo porque así se evita que compitan por los mismos nutrientes del suelo, lo que hará que este se empobrezca antes. También porque de este modo, en caso de plaga, esta no afectará a todos los cultivos del huerto. Por ejemplo, una buena combinación es plantar a la vez verduras de hoja, de raíz y tubérculos.

– La calidad del sustrato. Se trata de algo esencial para un buen cultivo. No deja de ser la base sobre la que las plantas sitúan sus raíces y extraen sus nutrientes y agua. Por ello el sustrato debe ser poroso, como por ejemplo ocurre con la fibra de coco, la turba, el compost o el denominado “sustrato universal”, que puede encontrar en cualquier negocio especializado en agricultura ecológica. Y eso sin olvidarnos del hummus de lombriz, que es uno de los mejores abonos.

Es cierto que es un poco más caro, pero a la hora de cultivar lo barato suele acabar saliendo caro. Y por esta misma razón no es recomendable utilizar tierra común, por ejemplo de jardín, ya que es probable que contenga hongos o incluso larvas de insectos que acabarán arruinando el cultivo.

Como ve, los pesticidas no son la única opción para mantener unos cultivos sanos. ¡Todo lo contrario!

La clave es apostar por una agricultura sostenible y ecológica en la que prime lo que es realmente importante: la salud de las personas.

Y para ello es necesario que los pesticidas desaparezcan de la ecuación.

Fuentes

  1. Propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del consejo relativo al uso sostenible de los productos fitosanitarios y por el que se modifica el Reglamento (UE) 2021/2115

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