Los accidentes cerebrovasculares (ACV) a menudo pueden tener efectos secundarios graves. En un estudio(1) realizado con ratones los investigadores observaron que en aquellos que tenían libre acceso a una rueda de actividad durante toda su vida, su cerebro envejecía más lentamente.
Asimismo, esos roedores presentaban menos accidentes cerebrovasculares con la edad. Y, en el caso de los ratones que ya habían sido víctimas de algún episodio, correr en la rueda tras el accidente se tradujo en una recuperación mucho más rápida de las funciones cerebrales dañadas.
Sin embargo, para que sea eficaz, el ejercicio debe ser bastante intenso y regular, y además debe iniciarse tan pronto como sea posible tras el ACV. Los esfuerzos realizados tiempo después del accidente ofrecen pocos beneficios.
Fuentes:
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