Le damos 3 recursos esenciales para prepararse hoy más que nunca y vivir tranquilo frente a la amenaza de ataque biológico que plantea la guerra en Ucrania.
Utilizar la enfermedad como arma de guerra es algo tan viejo como el propio mundo.
Por eso, ahora que se habla tanto del uso de armas biológicas en el contexto de la guerra de Ucrania, me estoy acordando mucho de ciertos momentos clave de la Historia.
Por ejemplo, los cadáveres de fallecidos a causa de la peste que los mongoles lanzaron hacia la ciudad de Caffa para hacer enfermar a sus habitantes y conquistarla, allá por el 1346.
Como curiosidad, decir que esta ciudad está situada en la Crimea hoy rusa, muy cerca de la devastada ciudad ucraniana de Mariúpol.
En la Edad Media el lanzamiento de cadáveres en descomposición era un recurso habitual en los asedios de ciudades enemigas, ya que de esa forma se contaminaba el terreno, el aire, el agua…
Y también hay que reconocer que, incluso sin pretenderlo, en la colonización de América -particularmente en el hecho de que los nativos terminasen diezmados- tuvo mucho que ver un virus que entonces se desconocía y que hoy está considerado un arma bioquímica: el de la viruela.
En tiempos más recientes, quizá el caso más documentado de todos haya sido el proyecto de creación de armas biológicas desarrollado por Japón entre 1934 y 1945.
El país nipón llegó a probar más de cuatro mil bombas en el campo de Pingfan, en Manchuria, que combinaban una mezcla de varias bacterias (entre ellas la causante de la peste, Yersinia pestis, y la del ántrax, Bacillus anthracis).
Y también en el contexto de la Segunda Guerra Mundial Alemania poseía bombas cargadas con este segundo bacilo, de un potencial mortífero enorme. De hecho, lo contenían en tal cantidad que se calcula que, de haber detonado, podrían haber borrado a gran parte de la población europea.
Los agentes biológicos -en su mayoría bacterias, virus y parásitos- son un arma de destrucción masiva prohibida por la comunidad internacional tras la Primera Guerra Mundial, junto a las de tipo químico.
Sin embargo, en ciertas ocasiones se utilizan y se amenaza con ellas. Y es que en realidad suponen un arma sin igual para fines terroristas y estrategias bélicas.
Esto se debe a que su propagación es muy rápida (puede ser por el aire, el agua, la comida, el contacto físico…) y su efecto retardado (permanecen activos en el aire incluso 1 hora, pudiendo dispersarse además a distancias de hasta 10 km).
Por ello podrían poner, incluso sin llegar a conocerse al sujeto que lo hubiera propiciado, en un auténtico aprieto a una sociedad ya desestabilizada, como sería hoy día el caso de Ucrania.
Con los servicios de emergencia colapsados, la mortalidad de estos agentes se multiplica.
Además, son muy fáciles de desarrollar (en realidad, casi cualquier agente contagioso puede servir para ese objetivo) y más baratas que las químicas, así como más difíciles de detectar que las nucleares.
Y asimismo son un arma muy fácil de transportar. Demasiado fácil, diría yo.
En concreto, unos expertos acaban de determinar que todas las partículas del SARS-CoV-2 presentes en el mundo a día de hoy, después de dos años de pandemia, no darían para llenar ni una lata de refresco. ¡Imagínelo! ¡Una caja de pandora totalmente devastadora en un espacio así de reducido!
Frente a todo esto, ¿hay alguna buena noticia?
Afortunadamente, sí la hay.
Resulta que todos hemos aprendido muchísimo sobre cómo protegernos de los agentes nocivos aéreos durante la pandemia por Covid-19.
Y lo cierto es que la mayoría de las armas bélicas de tipo biológico, así como las químicas, atacan al sistema respiratorio.
“Es lo más eficaz a nivel de número de bajas”, explica el Dr. Francisco José Roig Vázquez, especialista en Neumología en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
Este experto acaba de publicar un artículo sobre el uso de la Yersinia pestis, la bacteria responsable de las trágicas epidemias de peste bubónica que la Humanidad ha sufrido a lo largo de los siglos, como posible arma biológica en Ucrania.
“Por supuesto, con las condiciones higiénicas de hoy día y el conocimiento que se tiene acerca de los tratamientos antibióticos es imposible que cause una situación global similar a la de antaño”, tranquiliza. “Sin embargo, en un país con importantes carencias en lo que a infraestructuras se refiere, como lo es Ucrania hoy, sí causaría muchas muertes”.
Además, a esto hay que sumar la cada vez más preocupante resistencia bacteriana a los antibióticos debido al uso masivo de estos fármacos, la cual las propias autoridades reconocen que es un importante reto de futuro.
Sin duda, entre las armas biológicas las bacterianas son las más famosas.
El ántrax, el botulismo, la brucelosis, la ya comentada peste… han sembrado de cadáveres diversos escenarios de contienda.
Sin embargo, son las armas bilógicas de tipo viral las que hoy día deberían ponernos más en guardia, como advierte el propio Dr. Roig.
Lo hemos comprobado con creces en la pandemia por coronavirus que todavía padecemos, pero también con los terribles brotes de viruela, de sida, de ébola e incluso de gripe que sufrimos en su día.
Eso sí, sean del tipo que sean los elementos biológicos que nos amenazan, hay que saber que existen fórmulas eficaces para protegerse.
Y no solo desde un plano comunitario (con protocolos de salud pública, una eficaz estrategia de biodefensa, herramientas de control y de desinfección masivas, la cooperación internacional…), sino también a título individual.
Así que, ¿qué puede hacer usted para protegerse ante la amenaza de un ataque biológico?
Por lo general los procedimientos para manejar la exposición a agentes biológicos son los mismos que para cualquier enfermedad infecciosa. No obstante, manténgase bien informado y siga las recomendaciones de expertos de confianza.
Asimismo, conviene tener un plan de emergencia con kit médico, suministros y provisiones incluidas.
En una situación de emergencia no podrá salir de casa todo lo que querría, y por ello es necesario que tenga preparado de antemano todo lo necesario para sobrevivir y seguir cuidándose como es debido.
Lo que yo le aconsejo que se haga con nuestra completa Guía de Supervivencia, de más de 135 páginas, con toda la información que necesita para mantener a los suyos a salvo en situaciones como estas.
Conocerá:
– Qué debe tener su botiquín de emergencia.
– Qué dispositivos médicos son indispensables en estos casos, según los problemas de salud previos que usted y los suyos sufran.
– Qué alimentos aguantan durante más tiempo incluso sin nevera o congelador, así como de qué forma se puede alargar todavía más su vida útil.
– Y miles de ideas más.
Además, también debería hacerse un completo chequeo se salud (tanto usted como cada miembro de su familia) para comprobar si tiene alguna carencia que pueda estar comprometiendo su inmunidad.
Lo ideal es que tome las medidas necesarias para reforzar las defensas al máximo, empezando por tomar ciertos complementos nutricionales clave que optimicen el funcionamiento de todo su organismo (vitaminas C y D, zinc…).
Para ampliar esta información y que conozca en qué cantidades conviene tomar todos estos nutrientes, le invito a ver un vídeo con las claves más importantes que da a este respecto el Dr. Marc S. Micozzi, una auténtica eminencia en Medicina Integrativa en Estados Unidos.
Y por último hágase con un difusor de aceites esenciales y con varios de ellos de efecto antiséptico y antibacteriano (aquí tiene las mejores ideas).
Esto le permitirá depurar fácilmente el aire de su hogar siempre que sea preciso.
Lo visto hasta aquí sería una buena estrategia para comenzar hoy mismo, ya que le permitirá estar prevenido ante una eventual amenaza biológica.
Ahora bien, en caso de ataque biológico inminente o ya producido, tenga en cuenta también estas consideraciones:
A las medidas de prevención que acaba de ver se suman diversas herramientas cada vez más sofisticadas en las que los países trabajan para detectar un posible ataque biológico incluso en cuestión de minutos.
Por ejemplo, en Francia y Alemania se ha probado con éxito lo que las autoridades han denominado “laboratorio en un chip”, un artefacto capaz de evaluar la presencia de hasta ocho bacterias responsables de la peste bubónica, el ántrax, la fiebre Q…
Suecia, por su parte, ha propuesto como solución contra el ántrax por contaminación del suelo una espuma antiséptica aplicada bajo una tienda de campaña. Y de igual modo otros países continúan trabajando en la confección y perfeccionamiento de trajes y máscaras especiales (como hemos visto que se usaron en la crisis del ébola de 2014, por ejemplo).
También en el caso de las armas químicas se desarrollan medidas de contención. Y en concreto en este caso las plantas medicinales tienen mucho que decir: resulta que Israel anunció que recurriría al principio activo del Cannabis sativa para reducir los efectos del gas nervioso.
Ya lo ve: la amenaza biológica puede y debe preocuparnos, ya que podría poner en un importante riesgo nuestra salud y la de nuestras familias. Sin embargo, hay medidas eficaces destinadas a protegerse y usted puede empezar hoy mismo a ponerlas en práctica.
– Model State Emergency Health Powers Act. CDC, December 2001
– W. Seth Carus. “The History of Biological Weapons Use: What We Know and What We Don’t Health Security”. Vol. 13, No. 4 Published Online:10 Aug 2015.
– “Biological attack human pathogens, biotoxins, and agricultural threats”. © 2004 National Academy of Sciences.
– “Armas biológicas”. Por James M. Madsen, MD, MPH, U.S. Army Medical Research Institute of Chemical Defense (USAMRICD). Última revisión complete: feb. 2021.
– F López-Muñoz, P Salas-Moreno, MA Montero-Sánchez et Al. “Intentional biological threats: implications for National Security”. Sanidad Militar. ISSN 1887-8571 Sanid. Mil. vol.77 no.2 Madrid abr./jun. 2021 Epub 13-Sep-2021.
– Francisco Hernández-Chavarría y Patricia Rivera. “Prevención contra diseminación: la antítesis entre epidemiología y guerra biológica”. Revista Costarricense de Ciencias Médicas. ISSN 0253-2948 Rev. costarric. cienc. méd vol.23 n.1-2 San José Jun-2002.
– “Estrategias de Defensa Nacional frente a amenazas biológicas intencionadas”. Informe basado en el trabajo fin de curso presentado por los autores* en el XLIII Curso de Defensa Nacional del CESEDEN (noviembre de 2020).
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