“Estaba de compras a plena luz del día, y de repente, sin saber por qué, comencé a experimentar una terrible angustia. Sentí una opresión en el pecho y mi corazón comenzó a latir a toda velocidad… Me faltaba la respiración…Todo me daba vueltas… ¡¡Me estaba muriendo y nadie se daba cuenta de ello!! Logré llegar hasta un banco y me senté… Tenía ganas de gritar, de decirle a la gente que me estaba dando un ataque al corazón… pero mi garganta se había cerrado completamente como si alguien me estuviese estrangulando… “.
Es el testimonio de Julia sobre una de sus crisis.
Pero podría ser el de cualquier persona que haya vivido un ataque de pánico.
Se trata de una dramática experiencia que provoca un elevado nivel de sufrimiento en todos los que pasan por ella, los cuales además se enfrentan muchas veces a la incomprensión e incredulidad de la gente.
Además, en la mayoría de los casos no se trata de un episodio aislado, sino de un hecho que se repite con frecuencia y en cualquier circunstancia.
¿Pero por qué una persona, aparentemente sana y sin problemas graves, repentinamente y sin venir a cuento comienza a experimentar todo tipo de síntomas que le hacen pensar que va a morir?
¿Por qué durante unos angustiosos minutos esa persona se ve sumida en el más negro de los pozos aun cuando puede estar rodeada de gente y bajo la luz de un sol esplendoroso?
La respuesta es la espasmofilia.
¿Ha oído hablar de ella?
Tal vez no, pero seguro que en algún momento de su vida ha experimentado, en menor o mayor medida, sus síntomas.
Miedos y angustias injustificadas, terrores nocturnos, fatiga crónica, hiperventilación, espasmos musculares, palpitaciones… y esa vívida y dolorosa sensación de una muerte inminente.
La espasmofilia es un síndrome que agrupa muchos síntomas físicos y psíquicos y que surge como un reflejo de un estado de ansiedad. Afecta sobre todo a las personas muy sensibles, a las que las emociones y acontecimientos cotidianos les conmueven de manera especial.
Sin duda, es uno de los muchos “males” de nuestro siglo.
Vivimos en un mundo excesivamente acelerado que nos somete a un constante bombardeo de estímulos.
Un mundo que evoluciona más rápidamente que nuestro organismo y que somete a este a una terrible tensión.
El estrés crónico se ha convertido en parte de nuestras vidas.
Y al aumento de esta sensación de angustia y estrés contribuyen factores como la hipersensibilidad a todo tipo de elementos (gluten, lactosa, productos químicos, electromagnetismo…), los alimentos procesados, el exceso de medicamentos y la omnipresencia de las pantallas (móviles, ordenadores, Smart TV…) en todos los ámbitos de nuestra vida.
El estrés crónico sobrecarga las glándulas suprarrenales, que son las encargadas de liberar hormonas tan importantes como la adrenalina o el cortisol; el exceso de producción de estas hormonas afecta aún más a un organismo ya de por sí alterado, provocando acidosis y afectando al sistema cardiovascular.
Además, el problema de la espasmofilia es, a menudo, como una pescadilla que se muerde la cola.
Las personas que sufren este síndrome tratan de evitarlo como sea, pero suelen obtener el efecto contrario: al no poder dejar de darle vueltas en su mente a la posibilidad de sufrir una crisis, acaban agravando la situación todavía más y provocando nuevos ataques.
Esta lucha constante hace que el individuo siempre esté alerta, pendiente de sus más mínimas sensaciones, angustiado y con miedo a morir asfixiado o de un ataque al corazón… Por eso, las personas que padecen espasmofilia siempre están cansadas y bajas de ánimo.
Se trata de un problema que se agrava con el tiempo y que puede manifestarse de tres diferentes maneras:
Imagino que a estas alturas se estará haciendo la pregunta del millón.
“De acuerdo, ya sé qué es la espasmofilia, sus causas y sus síntomas, pero, ¿qué puedo hacer para evitarla y disfrutar de una vida sin miedos y angustias?”
Pues bien, la respuesta a esa pregunta es lo que va a encontrar en el próximo número de Plantas & Bienestar.
Se trata de una verdadera “Guía AntiEspasmofilia”, escrita por el Dr. Jean Dupire. A lo largo de su dilatada carrera, este médico homeópata y especializado en este tipo de patologías ha ayudado a cientos de personas (algunas de edad bastante avanzada) a liberarse para siempre de sus miedos y angustias.
En esta “guía” encontrará una completa batería de remedios y soluciones naturales para tratar este síndrome y poder vivir en paz y sin crisis de ansiedad.
Además, en este imprescindible artículo el Dr. Dupire nos anima a tomarnos en serio el problema de la espasmofilia.
En efecto, puede que usted nunca haya sufrido un ataque de pánico o una lipotimia… o al menos no lo haya sabido poner nombre.
Son muchos los factores y síntomas que anuncian una crisis futura, como, por ejemplo, un exceso de fatiga, tristeza injustificada, dolores abdominales o gástricos, alternancia de diarrea y estreñimiento, candidiasis vaginal, dolor durante el coito, disfunción eréctil…
Conviene atajar todos esos síntomas cuanto antes, porque la espasmofilia puede ser precursora de una fibromialgia o de una enfermedad autoinmune (normalmente de tipo tiroidea o cardiovascular).
Por eso le animo a suscribirse a Plantas & Bienestar y a descubrir, en el próximo número, todas las soluciones y remedios que pueden ayudarle a disfrutar de una vida sin angustias ni ataques de pánico.
Además, encontrará otros temas que le descubrirán el sorprendente mundo de las plantas medicinales:
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Si alguna vez usted o alguno de sus seres queridos ha sufrido un ataque de pánico, no puede dejar de leer este número de Plantas & Bienestar.
Sí, quiero dejar de vivir la vida con angustia y estrés crónico
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