Un reciente estudio(1) ha vuelto a confirmar la estrecha relación que existe entre cerebro e intestino. Pero por primera vez ha relacionado ciertas bacterias de la microbiota intestinal con una mayor probabilidad de tener conductas alimentarias dañinas que deriven en obesidad.
Así, tras analizar la microbiota de 88 personas con problemas de adicción a la comida, los investigadores observaron una menor presencia de bacterias de tipo actinobacteria, especialmente de la bacteria Blautia. Y este hallazgo, según los responsables, confirma que se trata de una bacteria protectora a efectos de conductas alimentarias en tanto que, cuanta más cantidad haya, menos riesgo hay de perder el control sobre la ingesta de la comida.
¡Pero aún hay más! Resulta que se puede aumentar la cantidad de Blautia gracias a los prebióticos. Quedó confirmado cuando los investigadores administraron (en ensayos realizados a ratones) prebióticos que contenían ramnosa, un monosacárido, gracias al cual aumentó la presencia de Blautia. Y al tiempo que ocurría esto, se observó una menor compulsividad alimentaria por parte de los roedores.
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