Las bacterias pueden acabar desarrollando resistencia a agentes bactericidas como la clorhexidina, presente en los productos de higiene a base de alcohol que se usan en los jabones de los hospitales. Este hecho confirma que, además de ser resistentes a los antibióticos, las bacterias también han evolucionado para poder hacer frente a otros agentes empleados para evitar su propagación.
Estas son las conclusiones a las que ha llegado un grupo de investigadores(1) que analizó 139 cepas de la bacteria Enterococcus faecium recogidas en dos hospitales de Australia entre los años 1997 y 2015. Al compararlas observaron que las cepas obtenidas después de 2010 eran diez veces más tolerantes a la destrucción por alcohol, en comparación con las muestras recogidas anteriormente.
Los investigadores creen que el aumento de la resistencia de esta cepa responde a un hecho en concreto: Desde 2005 se promovió el uso de jabones de mano a base de alcohol en el ámbito hospitalario (también en España) para reducir las tasas de infección por parte de la Staphylococcus aureus; una de las bacterias más extendidas y responsable de gran variedad de infecciones cutáneas, junto a otras más graves como meningitis, sepsis o neumonía. Aunque esta estrategia resultó eficaz, como en esa misma época aumentó el número de infecciones por enterococos, al parecer también contribuyó a que éstos desarrollaran una resistencia a ese nuevo agente empleado para destruirlos.
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