Las personas sometidas a un trasplante de órganos tienen mucho más riesgo de sufrir “infecciones oportunistas”. Así es como se denominan a las infecciones causadas por bacterias que aprovechan la bajada de defensas para propagarse, lo que es muy común en caso de trasplante. Y es que estos pacientes deben tomar inmunosupresores para que el sistema inmune no rechace su nuevo órgano.
Esta es una de las complicaciones más graves en caso de trasplante, sobre todo cuando se debe a una bacteria multirresistente a los antibióticos, y por tanto mucho más difícil de eliminar. Pero, afortunadamente, otro trasplante puede mejorar esta situación, en este caso uno mucho más sencillo: el de microbiota. Y, para demostrarlo, en un ensayo se transfirió microbiota fecal a 11 pacientes que habían recibido un trasplante de riñón y que sufrían una infección por Clostridium difficile, una bacteria multirresistente muy presentes en estos casos tan delicados(1).
Pues bien, esa microbiota sana trasplantada permitió que la colonización de la C. difficile fuera cada vez menos intensa, hasta dejar de ser un riesgo para la salud del paciente. Y en algunos casos la bacteria había desaparecido pasados tan solo 36 días.
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