La iluminación condiciona las inclinaciones alimentarias y la manera de comer. Estas son las conclusiones de un estudio(1) que asegura que pedir un plato en un restaurante bien iluminado aumenta de un 16 a un 24% las probabilidades de pedir una comida más sana.
Por el contrario, aquellas personas que eligen un plato en un lugar mal iluminado, al final acaban tomando un 39% más de calorías. Según los investigadores, este fenómeno es consecuencia del nivel de alerta cerebral, que es mayor al estar en un entorno bien iluminado.
Una manera sencilla de beneficiarse de este efecto es, por ejemplo, utilizar bombillas de alta potencia en la cocina y el comedor de su casa.
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