Siguen aumentando las plagas de chinches, pero no hay que dejarse llevar por el pánico. Aquí le indicamos efectivas maneras para evitar su presencia, además de para aliviar la irritación en caso de que ya le hayan picado.
Primero fue París y ahora las chinches han cruzado la frontera. En los últimos días han aparecido plagas en Cataluña, Andalucía o Madrid, entre otras comunidades.
Ante esta situación es necesario conocer a fondo el problema y no dejar que cunda el pánico. Sobre todo, cuando tiene a mano las soluciones que estamos a punto de compartir.
Las chinches, de nombre científico Cimex lectularius, son insectos que se alimentan de la sangre de los mamíferos, incluyendo los humanos.
Su tamaño es minúsculo, de entre 4 y 5 mm, y destacan por su color rojizo. Suelen salir por la noche para conseguir alimento y, si quieren esconderse para no ser descubiertas, tienen preferencia por las grietas y recovecos de cualquier superficie. Por ejemplo, entre las sábanas de la cama, debajo del somier y del colchón o en la ropa.
Otros lugares habituales son bajo las alfombras, zócalos o tapices y también debajo de las capas de pintura que se hayan descascarillado. En definitiva, cualquier recodo que encuentren a su paso.
Además, destacan por su sorprendente facilidad para desplazarse por cualquiera de estas superficies. Y, una vez que tienen localizada a su nueva víctima, tratan de mantenerse lo más cerca posible hasta que llega el momento de comer.
Así, su estrategia consiste en ocultarse bajo la cama (de ahí que también se conozcan como “chinches de cama”) y, por la noche, trepan por las paredes hasta el techo para luego dejarse caer sobre la persona que está durmiendo, atraídas por el calor que esta desprende.
Se suele asociar la presencia de chinches con un ambiente poco higiénico, pero lo cierto es que pueden aparecer en lugares limpios. Lo único que necesitan para sobrevivir es que ese ambiente sea cálido y que tenga un montón de recovecos para poder esconderse.
Por ello es habitual que aparezcan en hoteles u hospitales, donde hay muchas camas y, sobre todo, alimento fresco a su disposición. Y lo mismo ocurre con aquellos escenarios en los que hay un tráfico constante de personas: trenes, autobuses, albergues y campamentos…
Pero entonces, ¿por qué hay tantos casos ahora?
La respuesta, en realidad, es la misma que explica por qué epidemias que antes se asociaban solo a ciertas regiones del planeta, ahora pueden darse en cualquier rincón del mundo. Y esta es la combinación de dos factores:
A diferencia de lo que ocurre con mosquitos como el Aedes albopictus, que puede transmitir el dengue o el chikunguya (aquí puede leer más al respecto), las picaduras de las chinches no propagan ninguna enfermedad.
Por regla general, su picadura solo causa prurito e inflamación. Aunque en algunas personas puede conllevar inflamaciones cutáneas más intensas, acompañadas de ampollas o incluso reacciones alérgicas.
Si este es su caso, debe consultar con su médico cuanto antes para asegurarse de que la reacción no vaya a más. Y también tenga cuidado con los grupos de riesgo, como son niños, ancianos o personas con el sistema inmunológico debilitado.
Ahora bien, dado que las chinches cazan de noche, si tiene una picadura puede no estar muy seguro de si ese insecto en concreto ha sido el responsable. También porque inyectan una sustancia anestésica que hace que uno no sea consciente de la picadura hasta minutos o incluso horas después. Tiempo más que suficiente para que pueda esconderse hasta su próxima cacería…
Una manera de confirmar si esa picadura es de chinche, es buscando al responsable en los recovecos que le hemos indicado antes. Y también puede saberlo si la picadura tiene el centro más oscuro, si hay varias dispuestas en forma de racimo o si aparecen sobre todo en cara, cuello, brazos y manos. Estas características son propias de esos insectos.
Si cree que su casa puede haberse convertido en el campo de batalla de las chinches, tome nota de las siguientes recomendaciones. Le ayudarán a prevenir un nuevo ataque o, si ya se ha producido, a evitar nuevos:
Si tras esta inspección confirma que tiene una plaga de chinches, acuda rápidamente a profesionales del sector para que se hagan cargo de la situación.
En caso de picadura, un remedio efectivo y 100% natural es el aceite esencial de lavanda (Lavandula angustifolia). Su riqueza en linalol ofrece un efecto calmante sobre las irritaciones de la piel, que además es muy rápido porque la dermis lo absorbe fácilmente. Solo tiene que diluir un par de gotas en un aceite vegetal e, por ejemplo, el de caléndula (Calendula officinalis), y dar un suave masaje sobre la zona inflamada.
Atención: antes de usar el aceite esencial (AE) por primera vez, haga una prueba de alergia aplicando esa mezcla en la parte interior del codo para confirmar que sus principios activos no causan reacción.
Pero, además, el AE de lavanda desprende un olor que a los insectos en general no les gusta, por lo que también puede usarlo como repelente.
En este caso, eche un par de gotas en la cama antes de dormir y mantendrá alejados a estos cazadores nocturnos durante toda la noche. Y como este AE también destaca por sus propiedades relajantes, le ayudará a conciliar el sueño y tener un descanso de calidad. ¡Todo en uno!
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