Cuando exigimos mejorar la sanidad pública a través de la incorporación de las terapias naturales no estamos hablando de magia, hechizos de curandero o superchería. Nos referimos a productos y tratamientos naturales, eficaces e inocuos que han sido contrastados y avalados científicamente.
Un ejemplo lo encontramos en el reishi (Ganoderma lucidum), un hongo que tiene propiedades beneficiosas para el sistema inmunitario y que resulta de gran ayuda a los enfermos de determinados tipos de cáncer.
¿Podríamos decir entonces, que el reishi es eficaz para los tratamientos contra el cáncer?
Sí. Pero no nos engañemos: una afirmación tan contundente carecería de valor en sí misma y requeriría un acto de fe por su parte.
Sin embargo, un sencillo símbolo numérico al final de la frase es capaz de cambiarlo todo: “(1)”. Porque este número ejerce de certificado de calidad, garantía y veracidad.
Si usted acude a consultarlo, este “(1)” le remitirá al estudio “Ganoderma lucidum (Reishi mushroom) for cancer treatment”, publicado en abril de 2016 por prestigiosos investigadores que trabajan en el estudio de tratamientos naturales contra el cáncer: Xingzhong Jin, Julieta Ruiz Beguerie, Daniel Man-yeun Sze y Godfrey CF Chan.
Sabrá entonces que estos investigadores utilizaron procedimientos científicos en su estudio, y que los basaron en las observaciones experimentales contra placebo sobre 373 individuos enfermos de cáncer. Y cómo, desde el rigor que establece la metodología, se realizaron cinco controles aleatorios sobre la muestra, que ofrecieron los siguientes resultados:
Una vez realizado el seguimiento es cuando podemos decir con total seguridad que el reishi es eficaz para los tratamientos contra el cáncer. Porque, ahora sí, esta afirmación está…
Es decir, la investigación científica considera útil y beneficioso para la salud el uso de esta terapia natural como complemento a la medicina convencional en la lucha contra el cáncer.
Pero el del reishi no es un caso aislado. Rigurosas investigaciones científicas independientes avalan la eficacia de las terapias naturales. Es el caso de los estudios del grupo Cochrane, una red mundial e independiente de investigadores, profesionales médicos, pacientes y cuidadores que en los últimos 20 años se ha dedicado a reunir y sintetizar todas las evidencias existentes sobre medicamentos y tratamientos para la salud. (2)
Esta institución ha dejado clara la eficacia de tratamientos tales como:
Y así podíamos continuar con multitud de sustancias y prácticas naturales cuya eficacia ha sido demostrada científicamente contra infinidad de patologías.
Ahora bien, a través de la sanidad pública…
La respuesta es un rotundo NO.
Desafortunadamente, las terapias naturales no están incluidas en las prestaciones de la Seguridad Social.
Para tratar de revertir de una vez por todas esta situación, hace unos meses iniciamos una petición para recabar firmas y solicitar a las autoridades sanitarias la incorporación de las terapias naturales, tradicionales y complementarias a nuestra sanidad pública.
Nos dirigimos entonces a todas aquellas personas que creían que esa reforma es necesaria y debe acometerse cuanto antes, porque está en juego la calidad de la atención sanitaria que reciben y, por tanto, su salud.
Hoy ya son más de 30.000 personas las que avalan con su firma nuestra petición de una sanidad pública más completa, saludable y natural. Una cifra que nos llena de esperanza y nos obliga a continuar, con más fuerza e ilusión si cabe, esta “cruzada” en demanda de una mejor salud para todos.
Le animo a que se sume a nosotros y firme ahora esta petición.
Las razones que nos impulsaron a poner en marcha la petición no han cambiado. Y tampoco los argumentos, que son muchos y muy sólidos, a favor de la inclusión de las terapias naturales en nuestro sistema público de salud:
1. La salud es un derecho. La Constitución Española establece el derecho de todos los ciudadanos a la protección efectiva de la salud y a una asistencia sanitaria equitativa, eficiente y de la mayor calidad posible. (9)
En este sentido, la incorporación a la sanidad pública de nuevos enfoques, terapias alternativas y profesionales de otros ámbitos redundaría en un enriquecimiento de la calidad asistencial.
2. Es un mandato de la OMS. En su “Estrategia sobre medicina tradicional 2014-2023”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) manifiesta la necesidad de que la medicina convencional y las medicinas complementarias convivan en los sistemas públicos de salud. (10)
Por eso, la OMS insta a los Estados miembros a que:
Si España es un Estado miembro de la OMS, ¿por qué no seguimos sus recomendaciones? ¿Por qué nos negamos una medicina que se practica en muchos los países del mundo y cuya demanda va en aumento por parte de los ciudadanos?
A día de hoy, estas preguntas no tienen respuesta por parte de las autoridades sanitarias.
3. Están avaladas científicamente. Como hemos visto, la ciencia avala y contrasta la eficacia de las terapias naturales.
Otro ejemplo lo encontramos en la dieta cetogénica y sus propiedades frente a la epilepsia. ¿Sabía que una dieta rica en grasas y baja en carbohidratos permite reducir la frecuencia de las crisis y ataques epilépticos? En un estudio científico, de los 427 niños y jóvenes con epilepsia tratados con la dieta cetogénica se observó una significativa reducción de las crisis en un 85%, de los cuales el 55% quedó completamente libre de crisis epilépticas tras tres meses. (11)
Que las autoridades sanitarias nos priven de terapias naturales avaladas por la ciencia, incluida la dieta cetogénica, es una auténtica sinrazón que debemos corregir.
4. Estas terapias no son excluyentes. En contra de lo que se tiende a pensar, los remedios y terapias naturales no son excluyentes respecto a la medicina convencional, sino que en muchos casos los complementan, mejorando los resultados o paliando sus efectos secundarios.
¿Sabe que el Qi Gong es una gimnasia milenaria que, como complemento a los tratamientos convencionales, ayuda a vencer al cáncer?
La propia directora general del OMS, la doctora Margaret Chan, dice textualmente que “no tiene por qué haber conflicto entre la medicina tradicional y la medicina occidental. En el marco de la atención primaria ambas pueden combinarse de forma armoniosa y beneficiosa, en un sistema que aproveche lo mejor de cada una y compense también sus deficiencias”. (10)
Autoridades sanitarias españolas: no hagan oídos sordos a sus palabras.
5. España continúa ajena a Europa. Está claro que nuestra sanidad pública da la espalda a la medicina tradicional y complementaria. Pero la situación es aún más preocupante si analizamos lo que ocurre en los países de nuestro entorno, con una tradición sanitaria y educativa más avanzada que la nuestra. (12)
En Francia algunas terapias naturales como el yoga o la acupuntura están incluidas desde hace muchos años en las prestaciones del sistema público sanitario.
Y el caso de nuestro país vecino no es algo aislado y extraño. Lo realmente raro es lo que ocurre en España. Y si no, basta con mirar alrededor:
Preguntas que, inexplicablemente, tienen como respuesta la desidia, el desconocimiento y la sumisión a la industria farmacéutica de las autoridades sanitarias españolas.
Por eso le invito a firmar la petición que vamos a presentar al Gobierno y a las Comunidades Autónomas. Para que se pongan ya en marcha las acciones necesarias para que se incorporen las terapias y productos de la medicina tradicional y complementaria dentro de la cartera de servicios y prestaciones a los ciudadanos por parte de la Seguridad Social.
Como puede ver, existen argumentos más que convincentes a favor de la incorporación de las terapias naturales a la sanidad pública.
Una sanidad que, a pesar de la inacción de sus dirigentes, goza de muy buena salud.
Tenemos uno de los mejores sistemas de sanidad pública del mundo, y así lo confirman los pacientes que son atendidos y tratados en nuestro país: el 86,3% de los usuarios de atención primaria considera “buena” o “muy buena” la asistencia recibida, el 82,2% lo hace respecto a la atención especializada y el 88,3% también valora así la atención hospitalaria. (13)
Pero la satisfacción del trabajo bien hecho se convierte a veces en una venda sobre los ojos que nos impide superarnos y ver más allá.
Tenemos la obligación de mejorar una sanidad ya de por sí buena incorporando soluciones naturales, complementarias y alternativas a la medicina convencional.
Atiborrarse sistemáticamente de medicamentos, cuando existen alternativas naturales e inocuas ¡no tiene ningún sentido!
¿Sabía que la coherencia cardíaca, una técnica de respiración simple, combate eficazmente los síntomas de la fibromialgia?
¿Que el cardo mariano (Sylibum marianum) protege el hígado de aquellos pacientes que reciben fármacos antidiabéticos para controlar su diabetes?
¿O que existen aceites esenciales que aumentan la calidad de vida de los pacientes hospitalarios?
Cada vez hay más personas en nuestro país que conocen y demandan otras vías para cuidarse y prevenir enfermedades.
Así lo demuestra el hecho de que el 23,6% de la población ha recibido alguna vez terapias naturales, el 13% las ha utilizado en el último año y el 95,4% asegura que conoce alguna de ellas. (14)
Pero no sólo los pacientes reclaman estas terapias, sino que también quienes están más cerca de ellos, los enfermeros, cada vez vuelven más sus ojos a este tipo de cuidados complementarios. Así, 1 de cada 10 enfermeros en España emplea en su ejercicio profesional terapias naturales en el cuidado que presta a sus pacientes.
A veces los datos son fríos. Pero en este caso demuestran la realidad de una sociedad que exige a sus dirigentes y autoridades sanitarias implementar un sistema de salud público que puede y debe ser mejor. La incorporación de la medicina tradicional y complementaria sin duda contribuirá a ampliar la visión de pacientes y sanitarios, y a hacer de la nuestra una sanidad pública más saludable, completa y natural.
Ayúdenos con su firma a cambiar las cosas.
La medicina tradicional y complementaria es un activo para la salud y el bienestar. Y nos ofrece remedios y soluciones que usted tiene derecho a disfrutar y que deberían poder ser prescritos por su médico de cabecera y estar cubiertos por la Seguridad Social.
Podemos seguir ignorándolos, pero con ello su salud no ganaría nada. Por el contrario, es la industria farmacéutica la que obtiene ingresos millonarios, ya que la imposición de la medicina convencional a los pacientes convierte a los fabricantes de fármacos en los grandes beneficiarios y les blinda ante la posible llegada al mercado de productos y terapias naturales.
Nuestro país, como todo Estado miembro de la OMS, tiene la obligación crucial de prevenir, velar y proteger la salud de sus habitantes.
Y si las autoridades sanitarias subestiman e ignoran la eficacia y los beneficios que la medicina tradicional y complementaria puede aportar a nuestro sistema de salud, todos pagamos su irresponsabilidad.
Con esta petición tenemos la oportunidad de aunar fuerzas para conseguir de una vez por todas que las terapias naturales se incorporen a la Seguridad Social.
Le pido su firma ahora para que entre todos consigamos que se haga caso al mandato de la OMS, a la experiencia recogida por los países de nuestro entorno y a la de tantos pacientes y profesionales que ya se están beneficiando de la riqueza de las medicinas tradicionales y complementarias.
Esperamos que usted nunca se vea obligado a permanecer ingresado en un hospital. O a ser tratado de una dolencia grave. O a someterse a una operación quirúrgica seria. Pero estamos convencidos de que, si llega el caso, se sentirá más seguro si además de las bondades de la sanidad pública actual pudiera tener derecho a todas las opciones para ser tratado.
Con la incorporación de la medicina tradicional y complementaria a nuestro sistema de salud público podría beneficiarse de:
Desde la firme convicción de que las terapias naturales y complementarias mejoran la calidad de vida de las personas, le garantizamos que, en el caso de necesitar asistencia sanitaria, con la incorporación de la medicina tradicional y complementaria a nuestra sanidad pública todos salimos ganando.
Necesitamos su firma porque la salud es un bien común y defenderlo es la causa de todos. Con esta petición, tenemos una nueva oportunidad de mejorar nuestra sanidad pública. No la desaproveche.
Nosotros no somos los únicos que abogamos por la incorporación de las terapias complementarias en la sanidad pública. Muchos profesionales médicos, de enfermería, terapeutas, pacientes y miles y miles de ciudadanos lo reclaman también. (12)
Es evidente que la medicina tradicional y complementaria sí debería estar incluida en nuestro sistema público de salud. Por las siguientes razones:
No pedimos nada de magia ni superchería, sólo beneficiarnos de terapias naturales que han sido avaladas por la ciencia y que pueden contribuir a hacer de la nuestra una sanidad pública más completa, saludable y natural.
Fuentes
Artículos relacionados