No todas las chucherías son malas. De hecho, algunas son incluso beneficiosas para la salud. Le damos la receta de unas gominolas muy fáciles de preparar y repletas de vitaminas.
Es probable que más de uno se sorprenda con lo que está a punto de leer pero, después de haber investigado arduamente sobre el tema y de consultarlo con todos los expertos a mi alcance, hoy voy a recomendarle que… ¡coma chucherías!
Se lo digo muy en serio.
Solo con una condición: que sean de un tipo de gominolas muy concreto.
Ositos, gomas a base de gelificante… Por increíble que parezca, no es tan complicado encontrar dulces que no solo no son malos para la salud, sino que por el contrario ¡son saludables!
Muchas gominolas veganas son un buen ejemplo de ello, pero también las que usted mismo va a poder preparar en su propia casa gracias a la receta que encontrará disponible a continuación, en este mismo e-mail.
¡Una idea fácil y cargada de nutrientes que hará sus delicias, pero también las de sus nietos cuando vayan de visita!
Y es que:
En este sentido no hay que olvidar que el colágeno es una sustancia esencial para el mantenimiento del esqueleto, los músculos, los tendones, los ligamentos y la piel.
De hecho, el 30% de las proteínas del cuerpo están compuestas de él.
Y por aportar otro dato: un pequeño estudio demostró que comer 10 g de colágeno al día durante 6 meses mejora el estado del cartílago de la rodilla. (1)
Pues bien, unas gominolas naturales que contengan colágeno concentrado y en gran cantidad pueden aportar casi el mismo volumen que el mejor caldo de huesos de la abuela.
Para preparar sus propias gominolas naturales, como ingredientes necesita:
– 200 g de fruta fresca orgánica (previamente licuada).
– 24 g ó 3 cucharadas de gelatina “bio” sin sabor (en polvo).
– 1 cucharadita de estevia ó 2 cucharadas de miel.
– 100 g de colágeno hidrolizado.
Para elaborarlas, mezcle la fruta licuada y la gelatina en polvo en una olla a fuego lento. Deje reposar, para que el polvo absorba bien en líquido, y después comience a remover suavemente, hasta conseguir una mezcla lo más homogénea posible.
A continuación agregue a la mezcla el colágeno hidrolizado, el zumo de limón y la estevia (o, en su defecto miel).
Una vez esté todo bien integrado, retire del fuego y vierta en pequeños moldes.
Bastará con que la mezcla luego refrigere durante unas 3 ó 4 horas y… ¡gominolas listas para comer!
Con frecuencia el problema que rodea a los dulces de este y otros tipos es que se consumen para paliar cierta ansiedad, fuera de las comidas y, en algunos casos, sin control.
Y, por supuesto, incluso las más saludables gominolas son nocivas para la salud si se consumen de ese modo.
Por eso mi consejo es que las limite a ciertas ocasiones especiales:
Y bastará con que coma cada vez 4 ó 5 pequeñas piezas.
No olvide las sabias palabras de Aristóteles: “en el equilibrio está la virtud”.
No se trata de negarse un capricho de vez en cuando, ¡pero sí de ser conscientes de que lo es!
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