Consumir refrescos y bebidas endulzadas artificialmente puede duplicar la probabilidad de sufrir algunos de los cánceres más agresivos. Y es que estas bebidas aumentan el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedad del hígado graso no alcohólico, que son tres factores directamente relacionados con el desarrollo de esos tipos de cáncer.
Y no son uno, sino tres los estudios que han demostrado esta relación. Uno de ellos, centrado en el cáncer de colon, contó con 95.464 mujeres y concluyó, tras 14 años de seguimiento, que quienes toman dos de estas bebidas al día duplican el riesgo de desarrollar un cáncer colorrectal.
Por su parte, una investigación en la que participaron 90.000 mujeres postmenopáusicas, a las que realizaron un seguimiento de dos décadas, concluyó que tomar un refresco diario incrementa en un 73% el riesgo de cáncer de hígado.
Y, por último, un estudio que contó con 60.524 participantes, con un seguimiento de 14 años, determinó que consumir más de dos refrescos por semana incrementa ¡en un 85%! el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas. Uno de los más letales, ya que su tasa de supervivencia, a los 5 años de recibir el diagnóstico, es de solo un 5%.
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