Una ingesta elevada de pescado puede retrasar la progresión de la esclerosis múltiple. Así lo aseguran los responsables de un estudio que ha contado con 2.719 participantes de 38 años de media que acababan de ser diagnosticados de esclerosis múltiple: enfermedad neurológica por la que el sistema inmune ataca a la mielina de las neuronas.
Se realizó un seguimiento de todos los participantes durante 15 años. Y los datos revelaron que quienes consumían más pescado en el momento del diagnóstico tenían hasta un 45% menos de riesgo de que la enfermedad progresara -aumentando con ello el deterioro del paciente-, en comparación con quienes consumían poco o nada de pescado.
Respecto al tipo de pescado que más conviene, los responsables señalan el interés de los pescados grasos por su aporte de omega 3, nutriente directamente relacionado con esa menor progresión de la discapacidad. Pero también interesan los pescados magros gracias a la presencia de taurina, un aminoácido antioxidante y antiinflamatorio clave para prevenir los trastornos neurológicos en general.
Para aumentar el aporte de pescados magros puede optar por el bacalao, la merluza, el lenguado… Por su parte, dentro de los pescados grasos ricos en omega 3, apueste por el salmón, la caballa, las sardinas, el atún o la trucha.
Johansson, E., Guo, J., Wu, J. et al.. “Impact of fish consumption on disability progression in multiple sclerosis. Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry”. 2025.
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