“Lavarse las manos” es la recomendación más repetida desde que comenzó la crisis del coronavirus.
Y, aunque el confinamiento nos obliga a permanecer en nuestras casas, algunas salidas siguen siendo necesarias. Por ejemplo, para ir a comprar alimentos y demás productos de primera necesidad, o a trabajar si no es posible hacerlo desde el hogar.
En todos estos casos lavarse las manos sigue siendo la principal línea de defensa para protegerse frente al Covid-19 y frenar la propagación del contagio. Especialmente si vive con personas de riesgo.
Ahora bien, para alcanzar ese objetivo es esencial hacerlo de la manera adecuada.
Para que esta medida de higiene sea realmente efectiva importa tanto el material que se emplea, agua y jabón, como otros factores.
Por ejemplo, la temperatura. El coronavirus se destruye a una temperatura de entre 27 y 28º C, por lo que el agua debe estar lo más caliente posible; por supuesto, sin llegar a quemar.
Asimismo, no basta con echar un poco de jabón y frotar las manos durante unos segundos. Debe dedicar al menos 30 segundos (por ejemplo, un buen truco si se tienen niños en casa es hacerles cantar dos veces el “cumpleaños feliz”), sin olvidarse de frotar bien entre los dedos y asegurándose de que se forma espuma. Solo así se pueden eliminar todos los patógenos.
Esto es especialmente importante si tiene alguna herida, aunque sea un simple arañazo, ya que si bien los virus se transmiten a través de la respiración en forma de microgotas (al toser, al estornudar…) las heridas cutáneas son la principal vía de entrada al organismo de bacterias y cualquier tipo de sustancia tóxica. Y esto, además de aumentar el riesgo de contagio, también puede conllevar infecciones cutáneas que, en el peor de los casos, acaben derivando en otras infecciones más graves a nivel interno.
Para evitarlo, limpie bien la herida en cuanto se haya producido y después cúbrala adecuadamente utilizando gasas estériles y/o apósitos transpirables que deberá cambiar cada 12 horas.
Respecto al uso de gel desinfectante, es cierto que resulta muy cómodo llevar un pequeño bote siempre a mano. Esto interesa sobre todo a las personas que por motivos de trabajo no pueden permanecer en sus casas y deben salir a diario.
El problema es que, para que este producto sea realmente efectivo, debe contener al menos un 60% de alcohol, lo que acaba afectando a la epidermis si se usa con frecuencia. Fíjese si no en las manos de las personas obsesionadas con la limpieza o con fobia a los microbios: están secas, arrugadas y agrietadas porque se aplican gel desinfectante decenas de veces al día.
Además, aunque sea una buena opción cuando estemos fuera de casa, en ningún caso debe verse como sustituto de un buen lavado de manos con agua y jabón.
Dado que el contacto aumenta el riesgo de contagio es recomendable que, en caso de no tener más remedio que salir de casa, mantenga siempre la llamada “distancia social” de seguridad; es decir, un mínimo de dos metros.
Pero además, como el virus puede seguir presente durante días también en las superficies que haya tocado previamente una persona contagiada, debe extremar la precaución con los objetos que puedan estar contaminados.
A continuación se indican los que más aumentan ese riesgo (¡quizá algunos le sorprendan!).
Entre los más comunes están los pomos de las puertas y cualquier otra superficie susceptible de ser tocada por muchas personas, como por ejemplo los pasamanos de las escaleras o los tiradores de los carritos del supermercado, entre muchos otros.
Tenga cuidado también con los botones, por ejemplo, de los cajeros automáticos, de los ascensores, de los telefonillos o los que se instalan en algunos semáforos. Incluso ahora, con la mayoría de la población recluida en casa, una gran cantidad de personas pueden tocarlos a diario, dejando en su superficie microorganismos de todo tipo.
Para evitar el contagio conviene reducir en todo lo posible el contacto con esas superficies. Por ejemplo, usando guantes o cubriendo el dedo con la tela del abrigo o del jersey cuando los pulse. Y, por supuesto, cuando regrese a casa lávese las manos a conciencia.
Los billetes y las monedas también son un foco de contagio, mayor incluso que el de los pomos o los botones. Cada billete puede congregar ¡hasta 3.000 tipos de bacterias! No es de extrañar si se piensa que están en circulación durante años y que durante todo ese tiempo están pasando de mano en mano.
Además, muchas personas tienen la costumbre de mojarse los dedos para contar los billetes, lo que evidentemente no debe hacerse.
Mientras que en las monedas el virus puede seguir activo entre 10 y 12 horas, en los billetes llega a los 5 días. De ahí que sea preferible pagar con tarjetas de crédito contactless (por lo general no se necesita introducir el pin de seguridad en el datáfono, con lo que también se ahorra la necesidad de tocar los botones), con tarjeta de transporte en el autobús urbano o en el metro…
Dado el elevado riesgo en algunos países ya se apuesta por los billetes de plástico (si bien estos contienen otras sustancias tóxicas, como disruptores endocrinos) y, en el caso concreto del coronavirus, en China se han quemado millones de billetes antiguos para ayudar a frenar la propagación del virus.
Respecto a los juguetes de las mascotas, otro foco que debe tener en cuenta, asegúrese de lavarlos bien después de que su perro o gato haya jugado con ellos, incluso dentro de casa. Y es que estos objetos son el lugar idóneo para la proliferación de cualquier tipo de germen, al estar mojados con la saliva del animal.
También son peligrosos, por paradójico que resulte, los utensilios empleados para limpiar, como por ejemplo el estropajo para lavar los platos. Pero también los soportes del cepillo de dientes y el propio cepillo, así como las toallas.
Una manera muy sencilla de desinfectar estas últimas, así como cualquier otra prenda que pueda contener el virus, es lavar la ropa en agua muy caliente (o incluso hervirla) durante al menos 30 minutos. Y si además al agua caliente le añade vinagre, limón o un preparado a base de árbol de té (Melaleuca alternifolia), de destacadas propiedades antisépticas, mucho mejor.
Por último, asegúrese de lavarse bien las manos cada vez que use el mando a distancia, así como el teclado del ordenador o incluso su teléfono móvil. Es cierto que por regla general estos dos últimos solo lo usan sus respectivos dueños, por lo que no son susceptibles de transmitir agentes patógenos externos. Ahora bien, precisamente porque se tocan con las manos acumulan una sorprendente cantidad de bacterias.
El caso más llamativo es el del teléfono móvil, especialmente si es de pantalla táctil. Varios estudios han alertado de que en su superficie se han encontrado hasta restos de Escherichia coli, la bacteria responsable de la mayoría de infecciones urinarias y del tracto digestivo (diarreas). Muchas personas son incapaces de separarse de su smartphone, ¡incluso para ir al baño! Así que imagínese cuántos miles de bacterias pueden acabar en el aparato…
La pandemia del coronavirus ha servido para que todo el mundo asuma la importancia de lavarse las manos. No obstante, hay situaciones en el día a día -y no solo en caso de alerta sanitaria- en las que resulta imprescindible hacerlo:
Otras precauciones que debe tener en cuenta
Si después de estar en contacto con alguno de los objetos o superficies comentados no tiene la posibilidad de lavarse las manos, asegúrese de no tocarse la cara, especialmente la boca, la nariz y los ojos.
Las mucosas son las principales vías de entrada de virus y bacterias, que en el caso de los ojos pueden conllevar afecciones importantes como conjuntivitis u otras más graves como el tracoma (infección bacteriana y primera causa de ceguera en el mundo).
Asimismo, en el caso de que use guantes de plástico, también debe saber cómo quitárselos después. La mayoría de las personas lo hacen de forma errónea, agarrando el borde del guante y tirando de él. Sin embargo, así solo se consigue que el guante (y los posibles virus y bacterias que contenga) toquen la piel de la muñeca.
La manera correcta es pellizcando y tirando del guante en la zona de la palma de la mano y después, cuando el plástico esté lo suficientemente estirado, usar el dedo índice para arrastrar el guante y sacarlo dado la vuelta
A continuación, como ya no se puede repetir esa acción con la otra mano, debe proceder de la siguiente manera: cierre el puño enguantado agarrando dentro de él el guante que se acaba de quitar, lleve el dedo índice de la otra mano a la base del guante (por la muñeca) y métalo por dentro para, tocando siempre el interior (es la parte externa la que puede estar contaminada), tirar del guante y arrastrarlo dándole la vuelta, hasta sacarlo completamente del revés.
Hoy es el Covid-19, pero mañana puede ser la Eschericia coli, la Salmonella (con más de 2.500 cepas), la Helicobacter pylori (principal origen de úlceras estomacales que en los casos más graves pueden derivar en cáncer), el Staphylococcus aureus (una de las bacterias más comunes presentes en la piel y en la nariz), el virus de la gripe o cualquier otro nuevo coronavirus.
Y ya lo ve: prevenir estos y otros contagios… ¡está en sus manos!
¡A su salud!
Luis Miguel Oliveiras
P.D.: Si todavía le quedan dudas sobre cómo debe proceder para quitarse los guantes de plástico sin riesgo, le animo a ver este vídeo explicativo.
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Me ha parecido muy pero muy interesante, soy adicto a las noticias y me lo voy a plantear y dejar de seguirlas.