Pese a los riesgos que la ingesta de antibióticos puede suponer para el correcto desarrollo del feto, algunas embarazadas los toman para tratar posibles infecciones. Es por ello que un grupo de investigadores canadienses ha querido cuantificar la relación exacta que existe entre la exposición a los antibióticos y el riesgo de que se produzca un aborto espontáneo.
Para llevar a cabo el estudio se analizaron los casos de abortos sufridos en Quebec antes de la semana 20 del embarazo, dentro de una amplia cohorte entre los años 1998 y 2009. El objetivo era determinar cuántos de esos abortos habían sido ocasionados por la toma de diferentes tipos de antibióticos recetados a partir del primer día de gestación.
La conclusión fue que la toma de azitromicina y metronidazol aumenta en un 65 y 70% respectivamente las probabilidades de sufrir un aborto espontáneo, mientras que para los antibióticos de tipo sulfonamida, tetraciclina, quinolona y claritromicina el riesgo aumentaba un 50%.
La buena noticia fue que la nitroflurantoína no implicó un aumento del riesgo de sufrir un aborto espontáneo, por lo que podría ser una buena alternativa frente a los otros antibióticos.
Fuente: Flory T. Muanda, Odile Sheehy and Anick Bérard: “Use of antibiotics during pregnancy and risk of spontaneous abortion”. CMAJ. Mayo 2017.
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