Un equipo de científicos españoles(1) ha estudiado a fondo el cáncer hormonodependiente más común, el de mama, centrándose particularmente en el proceso de metástasis, es decir, cuando las células cancerígenas se propagan desde la mama a otros órganos.
La investigación surgió al observar que un pequeño porcentaje de mujeres afectadas por el cáncer de mama acababa sufriendo metástasis menos de cinco años después de haber finalizado el tratamiento; mientras que en otros casos esto ocurría 10, 20 ó incluso 30 años después de que terminara el tratamiento.
Quisieron averiguar por qué había una diferencia tan amplia en la aparición de la metástasis y acabaron identificando una proteína, la MSK1, que contribuye a que la metástasis tarde más en desarrollarse. Al parecer esta proteína actúa como freno de las células metastásicas, lo que a su vez permitiría identificar a las mujeres que tienen más riesgo de sufrir una recaída de la enfermedad, y por tanto iniciar antes el tratamiento para hacer frente a la metástasis.
Asimismo, ya sabiendo cuál es la proteína responsable de la aparición de la metástasis, se está estudiando la manera de reproducirla para conseguir que la metástasis se mantenga “dormida” el mayor tiempo posible entre las afectadas por un cáncer de mama.
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