Combinar una dieta baja en calorías y la práctica diaria de ejercicio ayuda no solo a que los pacientes con riesgo de enfermedades cardiovasculares pierdan peso, sino sobre todo a mantenerlo con el tiempo.
El estudio(1) que confirmó los beneficios de esta práctica conjunta contó con 626 pacientes de entre 55 y 75 años con obesidad, sobrepeso o síndrome metabólico, tres importantes factores de riesgo cardiovascular. Normalmente a estos pacientes se les recomienda perder peso mediante dietas bajas en grasa o en carbohidratos, pero por lo general los resultados no se mantienen a largo plazo. En esta ocasión, además de seguir una dieta hipocalórica, también tuvieron que realizar cambios en su estilo de vida, destacando la práctica de actividad física a diario.
Los resultados demostraron que la intervención sobre el estilo de vida y las recomendaciones más allá de la dieta habían conseguido no solo una mayor pérdida de peso (una media de 3,2 kilos), sino también que esta se mantuviese en el tiempo: pasado un año el 33,7% de los participantes mantenía el peso que había conseguido perder, y además tenía mejores niveles de glucosa y marcadores de inflamación (parámetros de control del metabolismo).
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